Trabajadores del Hospital Ramos Mejía reclaman insumos para prevenir contagios
Médicos y enfermeros solicitaron barbijos y camisolines hemo-repelentes, al tiempo que exigieron participar de los comités de emergencia.

Trabajadores del Hospital Ramos Mejía, ubicado en el barrio porteño de Balvanera, realizaron una asamblea y reclamaron a las autoridades insumos suficientes para prevenir contagios de coronavirus, como barbijos y camisolines hemo-repelentes, al tiempo que exigieron participar de los comités de emergencia.
«Los 14 hospitales de agudos de la Ciudad no están preparados para la pandemia que hoy padecemos y, a este en particular, llegan pocos materiales, como barbijos y camisolines hemo-repelentes, que además son mal utilizados», dijo Luis Ledesma, enfermero de la guardia del hospital e integrante de ATE-Capital.
Al decir «mal ultilizados», el enfermero se refirió a que esos materiales son usados aún cuando no son necesarios y son descartados antes que termine su vida útil.
«Un médico de guardia, por ejemplo, no tiene pacientes sospechosos de Covid-19 todo el tiempo, no debería usar siempre esos materiales. El problema es que no se hace un triage para saber a quién hay que aislar», lamentó.
Por otro lado, Ledesma explicó que los barbijos quirúrjicos «duran tres horas» pero hay personal que «lo usa por 10 minutos y lo descarta».
De la protesta, realizada en la puerta del hospital, sobre la la calle Urquiza al 600, participó personal de quirófanos, técnicos de laboratorio, de rayos y enfermeros.
«También pedimos que se nos deje participar de los comités de emergencia, que actualmente están conformados por un grupo de dos o tres médicos», dijo Ledesma.
Y agregó: «Los enfermeros, técnicos, gente de quirófano, pueden aportar su perspectiva sobre cómo abordar un caso. A veces el comité dice ‘hay que aislar a un paciente’, pero no sabe que no hay habitaciones de aislamiento disponibles o que no tenemos insumos para acondicionarla».
«Los agentes de salud pedimos al Gobierno de la Ciudad garantías para poder trabajar», concluyó el enfermero Luis Ledesma.