La forzada marcha atrás de Iván Duque.

Por Margarita Pécora.
Este fin de semana, por razones obvias de la pandemia, en ninguna parte del mundo se pudo festejar como se merecía, el 1° de Mayo, Día internacional de los trabajadores. Hasta antes de estallar la epidemia del coronavirus que nos ha cambiado la vida y llenado de incertidumbres sobre el presente y futuro, este festejo daba lugar a masivos y espectaculares desfiles de trabajadores luciendo coloridas camisetas con emblemas y banderas de sus respectivas organizaciones obreras. Los reclamos o metas eran por conseguir mayores logros y reivindicaciones, pero nadie imaginó que un enemigo silencioso y letal nos pondría ante la disyuntiva extrema de cómo seguir viviendo, o cómo poner en marcha nuevamente la rueda del trabajo.
Sin embargo este 1° de mayo las medidas de confinamiento por la pandemia no fueron impedimento para que obreros de varios países tomaran las calles, no precisamente para festejar, sino para reclamar en medio de fuertes manifestaciones con represión policial incluso, el derecho a recuperar parte del empleo perdido por la crisis del coronavirus.
En ese contexto resaltan, la que tuvieron lugar en Turquía donde la policía detuvo a más de 200 personas y usó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en Estambul donde protestaban contra el confinamiento obligatorio. También en Italia, Alemania y Francia y EE.UU. hubo incidentes, aunque de menor relevancia.
Sin embargo, en nuestra región, en Colombia puntualmente, previo al 1° de mayo se venía calentando el ambiente de la conflictividad social con un notorio rechazo que luego fue multitudinario, a la propuesta de la reforma tributaria que intentó aplicar el presidente colombiano Iván Duque, y que incluía un aumento de los impuestos sobre la renta y productos básicos.
Con los días, las protestas se fueron arreciando. Habían empezado el miércoles pasado de forma pacífica. Pero luego se registraron ataques contra edificios de gobierno y el sistema de transporte en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali en medio de un grave repunte de casos de coronavirus en varias ciudades.
Ya este domingo habían causado al menos seis muertos y cientos de heridos. Aunque algunas organizaciones sociales reportan más fallecidos y la Fiscalía ha dicho que investigará 10 muertes en los últimos días en Cali para determinar si estaban relacionadas con las manifestaciones.
Esto obligó al presidente Duque a dar marcha atrás y pedir al Congreso de su país que retire el polémico proyecto de reforma tributaria que había presentado su gobierno y radicado por el Ministerio de Hacienda. En su lugar, Duque pidió de manera urgente un nuevo proyecto.
La noche del viernes Duque había anunciado que la reforma ya no incluirá el impuesto a las ventas de alimentos o servicios públicos ni una expansión del impuesto sobre la renta. Pero las protestas contra el proyecto continuaron.
Uno de los puntos más polémicos era la idea de cobrar impuesto a la renta a personas que ganen un sueldo mensual de más de US$663, en un país donde el salario mínimo es de US$234.
La ley proponía, además, imponer el cobro del Impuesto del Valor Agregado (IVA), que en Colombia llega a un 19%, a productos de consumo básico como los servicios públicos (agua, luz y gas), servicios funerarios, objetos electrónicos como computadores, y otros servicios hasta ahora exentos.
Además de pedir al Congreso el retiro del proyecto, Duque pidió «tramitar uno nuevo». Entre estos programas mencionó la prolongación del Ingreso Solidario para más de 3,4 millones de hogares; de la educación universitaria gratuita para jóvenes de los estratos sociales más bajos; y el subsidio a los pagos de salarios a través del Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF) que, según Duque, «ha beneficiado a cerca de 3,5 millones de trabajadores»; y extender la devolución del IVA a cerca de dos millones de hogares vulnerables.
Lo lamentable es que el gobierno colombiano de Iván Duque no haya tenido la visión suficiente para poner en marcha estos planes, por iniciativa, y lo tenga que hacer ahora, obligado por la fuerza del pueblo.



