En mi época
Por Inés Perado.
El modelo impuesto por el actual gobierno solo impone miseria y tristeza. Tiene un objetivo que es común a algunos países integrantes de la OTAN y es llevar el modelo político a épocas feudales, así lo requiere el nuevo orden mundial.
Las familias que manejan el planeta necesitan una reducción poblacional y eso se hace a través de guerras y economías conservadores mal llamadas liberales. Para ello financian políticos que sean leales a la impunidad y le importe nada el sufrimiento de sus votantes.
Arturo Jauretche, promediando el siglo 20, escribió: “el arte de nuestros enemigos es desmoralizar a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso vamos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
Al escritor nacional le faltó decir que apelando a la tristeza se afecta la hormona cortisol, la hormona negativa la que se dispara rumbo al stress siendo esta la primera causa de cáncer.
Todo esta estudiado y desde la invención del Instituto Tavinstok en el Reino Unido. Sede primera del lavado de cerebro.
Milei es el cadete del poder. Violento en sus dichos, en su andar y en su política solo busca desmoralizar al pueblo a través de los despidos, la inseguridad y el aumento en los alimentos. Para todos hay una excusa que comenzó con una crisis inventada. Un conflicto económico que actuó como sunami. Comenzó su gobierno diciendo que evitaría una hiperinflación, a nadie le consta y con eso una catarata de medidas que solo sirven para el control de una sociedad que lo apoyó con el voto.
Nosotros desde este espacio siempre lo dijimos. Vienen a instalar el pre-peronismo que es lo mismo que decir que vienen por la disolución nacional. No les interesa la nación, les encanta ser una factoría.
Jauretche también opinó y dijo: “hay una cosa previa que es anterior a cómo y que, es ser. Ser nación. Después viene la forma de manejarla, y hay una sola, que es la voluntad del pueblo. Aquello es previo para que el pueblo tenga voluntad nacional. Construirla es la tarea actual de los argentinos”: esto dijo el vasco en la década del sesenta. Hoy estamos en las mismas condiciones.
Solución al problema existe, pero no es la que usted está esperando. Ni la cacerola ni la CGT ni nada que integre el sistema. Ya nos dimos cuenta que aquellos que votamos nos dan la espalda. ¿Es hora de tomar el toro por las astas y exigir a nuestros representantes políticos, gremiales y eclesiásticos que cumplan con su tarea, argentinos a las cosas, no le parece?