Brecha en la salud pública porteña: la necesitan más en el sur pero se invierte menos
En las comunas 2, 13 y 14, en el norte, sólo el 4% de los vecinos utiliza el hospital público, contra un tercio de los de los barrios del sur, y hasta un 40% de los habitantes de Soldati y Lugano. Sin embargo, en el presupuesto 2015, el Ejecutivo porteño destina 17.244 pesos por cada usuario del sistema público de salud del sur, y 39.428 pesos por cabeza en el norte.
Pocas áreas como la Salud reflejan tan cabalmente la cicatriz que separa al norte del sur de la Ciudad de Buenos Aires. Un 17,8% de los porteños dependen exclusivamente del sistema público, pero en las comunas norteñas (2, 13, 14), ese número baja a apenas el 4,1%, mientras que en las sureñas (4, 8, 9, 10), tres de cada diez habitantes necesitan de los centros de salud públicos de la Capital Federal. Un 2,3% más que en 2013. Sin embargo, a pesar de que más gente del sur precisa del hospital público respecto a dos años atrás, en la Ciudad, la salud pública se usa en términos generales un 1% menos que en 2007. A la subejecución crónica en infraestructura se suma que en el presupuesto 2015, el Ejecutivo porteño destina 17.244 pesos para cada usuario del sur y $ 39.428 para cada usuario del norte.
Según la última Encuesta Anual de Hogares de la Dirección de Estadísticas y Censos porteña, un 44,4% del distrito posee sólo obra social: un 35,6% en el norte; un 48,4% en el sur. Casi la mitad de los norteños tienen prepaga o una mutual vía obra social; en el Sur, ese segmento no supera el 16 por ciento.
La dependencia del sistema de salud pública es mayor en la población más joven. El 27,9% de los menores de 19 años deben atenderse en el sistema estatal. Pero en los barrios del norte, esos jóvenes suponen apenas el 5,4% del total. En el sur, el 44,2 por ciento. Idéntica relación se da en los mayores de 60. Sólo el 1% en el norte; y el 6,5% en el sur.
Cuando la información se desmenuza por comunas, sobresalen la 2 y la 8 en cada extremo. En la primera (Recoleta), sólo tres de cada 100 habitantes acuden al sector público. En la segunda (Lugano y Soldati), el 40% necesita de la salud pública.
En todo caso, estas demandas dispares no se reflejan en la inversión. El porcentaje que ocupa la infraestructura en el presupuesto de Salud es casi nulo: 2,2% el año pasado, 1% en 2013. Y en ningún ejercicio, desde 2008, la ejecución de esas partidas superó el 77 por ciento. Además, mientras en 2007 el presupuesto de Salud superaba el 23% del total de la Ciudad, este año se proyectó sólo un 18,1 por ciento. Toda decisión tiene sus consecuencias. Cuando Mauricio Macri asumió la jefatura de Gobierno, la mortalidad infantil era del 7,3 por mil. En 2013 llegó al 8,9. Pero en el sur, la tasa escaló hasta 10,7 por mil, más del doble que en el norte.
En la Comuna 8, en la marquesina del centro de salud Cecilia Grierson dice “Hospital”. Para eso fue creado por ley en 2005. Macri inauguró sólo los consultorios externos. El sitio permanece sin servicio de internación ni laboratorio, y sólo atiende de 8 a 18. En la justicia, los vecinos lograron que el año pasado se aprobara un plan que debió presentar el gobierno porteño, y que consta de tres módulos: la guardia deberá estar en los próximos meses; en 2018, el área diagnóstica; y recién para 2020 se finalizaría el sector de internación, con 100 camas, 150 menos de las proyectadas en la ley. Para Ricardo Zambrano, ex jefe de Traumatología del Hospital Santojanni y miembro del Movimiento por la Construcción del Hospital de Lugano, “si el gobierno porteño quiere, puede terminar el hospital ya, pero es un problema de voluntad política. En este tiempo hizo el estadio de rock en el Parque de la Ciudad y techó el Parque Roca, en la misma comuna. Plata hay”.
Las guardias suelen estar colapsadas en todos los hospitales porteños. En el Santojanni y el Ramos Mejía los trabajadores denunciaron falta de anestesias, camillas, incluso luces. En el Argerich, en seis años, las consultas bajaron un 22 por ciento. Hay internados hace dos meses esperando operarse. Y no entregan imágenes: el aparato de rayos X se encuentra en reparación.
Las demoras de turnos en el Durand llegan a nueve meses. “El problema es que se suman los que vienen de otros hospitales, porque el Argerich bajó a operar a un paciente cardíaco por semana; el Fernández, uno o dos por mes; el Santojanni no opera por un supuesto arreglo en el quirófano. Si tuviéramos todo bien, insumos y médicos, podríamos hacer cuatro cirugías semanales, pero llegamos a dos”, completa el delegado y enfermero del servicio de Cirugía Cardiovascular, Mario Acosta. La falta de insumos es recurrente. Hace un mes no tenían suturas. Después faltaron guías de suero para bombas de infusión. La Unidad Coronaria del Durand tiene 12 camas. Funcionaba con diez por falta de enfermeros, pero ahora debieron disminuir a siete por ese mismo déficit que se repite en todos los hospitales porteños. En el cuarto piso del Durand, Macri inauguró hace años el servicio de Cirugía de Traumatología y Urología: “Estaba todo nuevo, pero no se abrió porque no hay médicos ni enfermeros. Incluso hace poco entraron a robar y se llevaron inodoros del baño.”
En el Penna, la demora para atender especializaciones supera los seis meses y no funcionan los rayos de la guardia. En el Vélez Sarfield utilizan un 20% de las camas. La falta de nombramientos de cargos se suma al ajuste y desinversión con los concurrentes y residentes, que terminan en el sector privado. En el servicio de Cirugía del Borda, en Barracas, jubilaron al jefe de servicio y sólo queda una cirujana. Aunque ahí el problema fue mayor: aún recuerdan en sus fríos pasillos la represión del 26 de abril de 2013. Fue la primera vez que la Policía (Metropolitana) reprimió en un hospital público a médicos, legisladores y también a los pacientes. «
subejecución millonaria
327 millones de pesos presupuestados para infraestructura de Salud desde 2008 no fueron ejecutados por la gestión PRO.
sin atención
La Atención Primaria de la Salud, esencial para descomprimir la atención de hospitales, también sufre la desinversión. Desde 2008, el Cesac N°18 de Villa Lugano tuvo una merma de turnos del 65,3%; en Flores, el Cesac N°19 llegó a 81,9% menos; y en el Cesac Nº13 de Parque Avellaneda, redujeron la atención primaria de la salud en un 87 por ciento.
A la situación de la salud en el sur de la Ciudad se sumó el achicamiento presupuestario del aporte que el Ejecutivo porteño debía hacer al Hospital Garrahan, que llegó a sumar un 70% respecto de lo que le correspondía frente a lo aportado por la Nación.
Un varón que vive en un barrio del sur tiene una esperanza de vida promedio siete años y medio menor a uno que vive en el norte.
Más demanda, menos consultas
Desde el año 2008 hasta hoy el Hospital Santojanni, en el barrio deLiniers, perdió 13 mil consultas quirúrgicas, y según un informe del diputado porteño Gustavo Vera, en ese centro de salud hay sólo tres anestesistas de planta.
El acceso a la atención primaria es uno de los principales problemas para los vecinos debido a la falta de turnos, profesionales e inversión.
La Ciudad de Buenos Aires cuenta con 41 «Centros de Salud y Acción Comunitaria» (Cesac). Sin embargo, se realizan 300 consultas menos por día que hace siete años: de 556.219 efectuadas en 2008, a 443.747 en 2013. Para el legislador Jorge Aragón (FPV), «respecto de los hospitales especializados, por la descoordinación de los trabajos en red y por la gran demanda existente, muchas veces pierden esa especialidad que los atañe y atienden consultas que podrían haberse resuelto en ámbitos comunitarios».
EN EL GRIERSON
“Vine a sacar un certificado médico para mi hija, Micaela, para que pueda anotarse en el Plan Progresar, pero me dijeron que acá no lo hacen. Me derivaron al Hospital Piñero o al Penna. Después pedí por traumatología, y me dieron un turno para que me vea un clínico dentro de un mes, y dos meses después me podría ver un traumatólogo. La verdad es que hay mucha demora y pocos servicios.” (Blanca de Vera, 57 años, de Villa Lugano)
EN EL PENNA
“Tengo un melanoma en el dedo izquierdo, me vio primero un médico del Hospital Muñiz y ahora me derivaron a la oncóloga del Penna. Acá me van a operar. La verdad, los médicos son excelentes, hasta me llaman ellos. Pero a los lugares les falta infraestructura, se ve que se mantienen sobre todo por la voluntad y el amor de los médicos, que si no…” (Lorena Reynoso, 40 años, oriunda de Zárate)
MEDIDAS DE FUERZA EN LÍNEA B
Delegados sindicales anunciaron que los trabajadores de vigilancia iniciarán medidas de fuerza a las 5 de la mañana. La circulación de los trenes quedará interrumpida.
Fuente: Tiempo Argentino.