HAY URUGUAYOS, Y URUGUAYOS
Por Bret Sinclair.
Cuando uno piensa en el Uruguay se acuerda del termo, del mate, del chivito, de Colonia, de Berugo Carámbula o de Víctor Hugo Morales. Recuerda algún partido de fútbol por la libertadores. Difícil acordarse de los dirigente políticos. Claro que siempre existe alguien de desde donde entender el papel de Uruguay en la historia sudamericana.
Las últimas declaraciones de Lacalle Pou, hijo del ex presidente y amigo de Menem Luis Lacalle, potenciaron las diferencias que se pueden sentir con respecto al paisito.
Este joven y desafortunado dirigente, muy británico en su andar nos recuerda a otro hijo. ¿Recuerdan a Jorge Batlle cuando nos visitó en los inicios del siglo? Insultó a todo un pueblo cuando creyendo que la cámara no lo grababa en un reportaje dijo: “los argentinos son todos una manga de ladrones, desde el primero hasta el último”. Año 2002 y el presidente era Eduardo Duhalde. Más tarde el uruguayo pidió disculpas públicamente ante las cámaras de Canal 7, incluso lloró. Claro que la grabación y no fue buena y dijo al cronista, “listo empiezo llorando y después sigo”. En esa nota relató que de chico vivió en la Argentina en una pensión con su familia. Nadie le recordó que él fue el cuarto presidente de su familia, dueño de una gran fortuna con lo cual eso del pensionado no cierra. Además no estudió acá como dijo, sino en el Colegio Alemán de Montevideo.
Su padre fue presidente en 1954. En 1955 colaboró con la revolución fusiladora en el golpe a Perón. Los aviones revolucionarios tenían en el Aeroparque de Carrasco la tranquilidad de poder operar.
No existe el gobierno uruguayo que haya colaborado con la Argentina. El Pepe Mujica si se quiere pero hasta ahí. En la intimidad siempre habló mal de Néstor y Cristina. Y si no recuerdan, en 1982, en plena guerra de Malvinas, el gobierno oriental prestó ayuda al Reino Unido.
Por eso, antes los uruguayos latinoamericanos era Berugo, Espalter, Víctor Hugo, el resto ni hablar. El resto es Sandra Pitta, este Lacalle, el otro Lacalle, Batlle y todo aquel que en nombre del paisito se sienten halagados con un inglés o un dictador y sufren ser sudamericanos. Son esos que reciben a la oligarquía argentina para hacer negocios mientras el 12 por ciento de su población se mudó a la Argentina en los últimos dos años. Toda una incoherencia política. ¿No le parece?
