Dra. Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner, usted expresó que no va a ser candidata a nada. En ese mismo momento, dijo que no iba a ser mascota de Magnetto.
Yo no quiero ser parte de SUS MASCOTAS, Doctora.
Usted no tiene militantes, tiene mascotas. Que aplauden y ovacionan todo lo que usted dice, o expresa con su verborragia acostumbrada, que cada día es menos creíble. Los pibes y pibas, para la liberación, ya la miran de reojo. Y está bueno que eso ocurra, porque usted Doctora tiene de revolucionaria, lo que Jorge Rafael Videla, tenía de democrático. Se cree la dueña de los Derechos Humanos, y está claro que no lo es. ¿Qué carajo hizo durante la última dictadura? ¿Puso el pecho a las balas, o siguió laburando de su profesión?, y cómo lo repite cada vez que puede, que fue y es una «exitosa abogada».
También hace un tiempo, dijo muy suelta de lengua, que había que tener temor a DIOS, y un poquito a usted. Quiero creer que no se siente la segunda persona de la TRINIDAD. Doctora, es una mortal más, con una estúpida dosis de poder, que felizmente tiene fecha de vencimiento. Que se entienda, lo que es estúpida es la dosis de poder. Jamás le faltaría el respeto a una mujer. Sea la vicepresidenta de la Nación o una empleada doméstica. A NINGUNA.
Tengo su misma edad. Nadie me contó la historia de los años de plomo. Estuve en la maldita ESMA, hoy Museo de la Memoria. Me torturaron, me picanearon, me hicieron conocer el «submarino amarillo». Para quienes no lo saben, los milicos utilizaban una bolsa de nylon, color amarillo, e intentaban que muriera ahogado. Obviamente no lo lograron. Vi morir a compañeros y compañeras. Y a pesar de todo lo que me pasó por ser militante del campo popular, aquí estoy, dispuesto a seguir poniendo el lomo por mí amada PATRIA. Eso sí, sin ser mascota de NADIE. Es en lo único que coincido con usted.
