DICIEMBRE, UN MES QUE SIEMPRE PREOCUPA
Por Carlos Galli.
El 18 de diciembre del año 2001, laburantes del gremio del calzado protestaban frente a la Cancillería por la aguda crisis del sector, que permitía la importación de calzados de diferentes países a precios imposibles de competir. De la Rúa y Domingo Cavallo hacían oídos sordos.
El 12 de un diciembre caliente en lo social y caliente en lo climático, un militante del Partido Humanista es agredido por la poli, por reclamar contra el «famoso corralito» del Gobierno de la triste y célebre Alianza.
En Villa Libertador, en la Provincia de Córdoba, el 19 del mismo mes comienzan los saqueos a supermercados y grandes tiendas para conseguir alimentos. De la Rúa y Cavallo seguían sordos y ciegos.
El 20 del mismo mes, la Federal reprime como en los peores momentos de la última dictadura militar. En la mítica Plaza de Mayo comienzan los gases lacrimógenos, bastones largos, pistolas y armas largas contra el pueblo, como siempre «defendiendo» y obedeciendo al poder político de turno. Heridos y muertos, fueron las consecuencias que dejó defender a un gobierno débil y una economía antipopular.
Era el principio del fin. El todavía Presidente de Nación, Fernando de Rúa, escaparía como las ratas. No huyó por tirantes, como si lo hacen los roedores, lo hizo en helicóptero. Cómo los cobardes. Cómo los traidores a las causas populares. Una alianza que hizo estragos económicos, desinterés por lo social. Alejado de los pobres, de los más necesitados.
Diciembre, un mes que siempre fue complicado. Doloroso, dónde hubo sangre y muerte.
Diciembre, es de esperar que pase pronto. Que no haya violencia de ningún sector político ni de los movimientos sociales. Tampoco de la maldita policía.
La sociedad merece tener un diciembre en paz.
Pero si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno.
