Opinión
Nos dejó una huella imborrable.

Se ha apagado una voz que resonaba con la fuerza de la historia y la humildad de la tierra.
José “Pepe” Mujica, el guerrillero que se convirtió en presidente, el líder que prefirió la sencillez de su chacra a los lujos del poder, ha partido a los 89 años. Su vida fue un testimonio de lucha, resistencia y compromiso con los más humildes. Desde la clandestinidad hasta la presidencia, desde la cárcel hasta los discursos que conmovieron al mundo, Mujica dejó una huella imborrable. En sus últimos días, pidió descanso, lejos de los reflectores, en la intimidad de su hogar.
Hoy, Uruguay y América Latina lo despiden con gratitud y pesar, recordando su legado de austeridad, justicia y amor por su pueblo.
(Equipo Redacción Agencia Comunas)