Fin del show: Trump absuelto vuelve a soñar con 2024

Por Margarita Pécora B. –
Estados Unidos siguió en el foco de la atención mediática por el segundo juicio político que el Senado de esa nación realizó durante toda la semana que pasó contra Donald Trump, y que resultó como ya habíamos anticipado, una suerte de show, porque el resultado fue la absolución del magnate republicano acusado de incitación a la insurrección”, como fue el violento asalto de una turba de sus simpatizantes al Capitolio donde murieron cinco personas.
Irónicamente Trump salió a celebrar su absolución y no solo a decir que el juicio político en su contra fue parte de una caza de brujas, sino a avisar que su movimiento para hacer a EE.UU. grande de nuevo es decir, Make América Great Again”, acaba de empezar.
En un comunicado el ex presidente republicano agrandado por haber salido airoso de este segundo juicio político en su contra, agregó “En los meses venideros tengo mucho que compartir con ustedes y espero continuar nuestro increíble viaje juntos para lograr la grandeza estadounidense para toda nuestra gente. ¡Nunca ha habido nada igual! -exageró el magnate que sigue ilusionado con volver a las arenas de la política presuntamente en las elecciones presidenciales de 2024.
Biden al habla con Ki Jinping
En contraste, otra novedad del acontecer estadounidense ha sido el diálogo telefónico entre los presidentes de EE.UU. Joe Biden y el de China Xi Jinping representantes de dos naciones que mantienen un diferendo económico que los llegó a poner al borde de una guerra comercial. Conforme a los planes del nuevo mandatario demócrata, de recomponer las relaciones que dejó maltrechas con China, su predecesor el republicano Donald Trump, Biden sostuvo un diálogo telefónico con Xi Jinping que colocó a ambos en los umbrales de un entendimiento constructivo, que a la postre beneficiará la cooperación bilateral.
Es conocido que el diálogo es la herramienta por excelencia, para limar asperezas y lograr el entendimiento entre quienes difieren posturas ideológicas, e incluso han mantenido relaciones aparentemente irreconciliables.
Justamente el término ‘cooperación’, fue resaltado por el premier chino como “la única opción correcta para las relaciones entre su país y Estados unidos, ya que no solo favorecerá a ambas naciones sino al mundo entero.
Xi Jinping remarcó además que dichas relaciones bilaterales atraviesan un momento decisivo, y ponderó. a EE. UU. como el país de los sueños y las posibilidades, y dijo que espera que Washington use esta posibilidad para mejorar las relaciones. Reconoció también que ambos países difieren en algunos temas, no obstante instó a abordar las diferencias con respeto mutuo.
Si bien se advierte tras este contacto telefónico, una voluntad por parte de EE.UU. de entenderse con China, no deja de ser escabroso el camino de Biden por las arenas internacionales y por el continente asiático donde el epicentro está hoy en China
Para intentar recomponer las relaciones internacionales dañadas tras el paso del “huracán” Trump que dejó un tendal de heridos y lastimados por el mundo el nuevo presidente estadounidense tendrá que hilar muy fino en el plano diplomático si es que realmente quiere recuperar confianza en la potencia global que solo consiguió enemistades y desprestigio durante la administración del magnate republicano.
No es posible saber en detalle lo que hablaron ambos mandatarios, pero lo honorable sería que Biden pida disculpas a China por las palabras hirientes que usó Trump calificando el SarsCovid-2 de “virus chino” y pidiendo una condena mundial culpando al gigante asiático de la pandemia.
También debería disculparse por haber proferido el mote de “matón” al mandatario chino en el fragor de una campaña electoral donde no hizo menos que quedar pegado a las ofensas de Trump.
No resulta para nada diplomático expresarse sobre los “abusos económicos Pekín” ni amenazar con salir a enfrentarlos. No es ese un buen camino para un entendimiento común.
En su reciente discurso sobre la proyección de las relaciones internacionales de EE.UU, Biden esbozó los grandes desafíos exteriores de su país, donde a pesar de sus advertencias a Pekín, dijo que apostaría por la cooperación. Biden dio a conocer las tres prioridades en la política exterior para que EE.UU. recupere el liderazgo internacional y reconoció que la diplomacia está en el centro de su política exterior, pero debería cuidar algunas frases que denotan un comportamiento soberbio, con advertencias hacia el avance de China.
Hay que tener en cuenta el trasfondo político presente en la dinámica de las relaciones económicas entre China y EE.UU. A pesar de las bravuconadas de los últimos gobiernos de EE.UU., China emerge como una potencia mundial con influencia en Asia mediante el desarrollo de lazos de cooperación, y no de la exacerbación de tensiones militares como acostumbra hacer el imperio norteamericano.
Las iniciativas chinas de la Ruta de la Seda, que promueve la reconstrucción de esa antigua ruta y la creación de una marítima paralela, incrementan la influencia china, en contraste con el aumento que ha hecho EE.UU en la era Trump, de gastos militares especialmente en el sureste del continente asiático.
Es evidente que la región Asia-Pacifico es un espacio geoestratégico diverso y complejo sobre cuyo plano se ven las pujas en la relación estadounidense, en contraste con el proceso de consolidación de alianzas que impulsa China desde hace más de 15 años. Frente a ese ascenso, a la administración Biden le conviene arreglar el diferendo por la vía pacífica, la de la cooperación, el entendimiento y no de la beligerancia que solo habla de la prepotencia y el rol de gendarme que se le atribuye a EE.UU. y por lo que sigue siendo muy mal visto en todo el planeta.



