
«La situación es ya desesperante». Así califican los dirigentes de SADOP de la Ciudad de Buenos Aires. En un comunicado advierten que «si bien esta situación es de por sí muy preocupante, hay un grupo de más de 12.000 docentes en la Ciudad de Buenos Aires cuya situación es ya desesperante».
Específicamente se trata de «los maestros y profesores que cumplen funciones en escuelas no incorporadas a la enseñanza oficial (Jardines maternales, escuelas infantiles, academias, etc, etc) y también aquellos que trabajando en escuelas incorporadas dictan materias que no figuran en la currícula oficial (Teatro, catecismo, huerta, talleres deportivos etc, etc) vulgarmente conocidos como extra programáticos. Estos docentes tienen sus salarios congelados desde el mes de julio del 2017. Tanto es así que una maestra de jardín de infantes que trabaja en un turno, mañana o tarde, no llega a los $9.000 de bolsillo!.
Esta situación se debe «a la desidia mostrada por el Ministro de Educación y Deportes de la Nación Alejandro Finochiaro quien no permite que se reúna el Consejo Gremial de Enseñanza Privada (CGEP) » organismo tripartito donde se regulan los salarios y las condiciones de trabajo de estos docentes. A su vez. «los dueños de las escuelas públicas de gestión privada son cómplices de esta lamentable situación que nos toca atravesar».
Sostienen por otro lado y «como si fuera una burla, el Ministerio de educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires acaba de autorizar un nuevo aumento en las cuotas de las escuelas de gestión privada que incluye el valor que los padres pagan por la enseñanza extra programática. Esto además de agravar la injusticia para con los docentes, constituye una estafa lisa y llana para los padres a quienes le manifiestan que dichos aumentos se producen en función de los aumentos a los salarios docentes».
Por eso desde SADOP Capital exigen a «los dueños de las escuelas de gestión privada un aumento salarial de emergencia del 30% retroactivo al mes de marzo de 2018 para los docentes dependientes del CGEP, ya no podemos esperar más. Está en juego la subsistencia de nuestras familias».