Cayó Añez.

Por Margarita Pécora B –
Ahora tras las rejas de su prisión “preventiva”, a Jeanine Añez se le han unido el cielo y la tierra. La autoproclamada presidenta de la nación andina en 2019 y sus ex ministros cómplices, pensaron que el noble pueblo boliviano al que sometieron a cruentos actos de terrorismo, sedición y conspiración, olvidaría fácilmente el saldo de aquella aguda crisis que conmovió a toda la región.
Todavía cuesta creer que la encontraron escondida dentro de una caja, con la rubia melena que niega su origen indio, toda alborotada. Es una imagen muy fuerte y hace que la memoria vuele al recuerdo de los mercenarios que atacaron en Cuba por playa Girón, y se escondieron en las letrinas… A la hora de la verdad, las ratas se escogen cualquier rincón, no importa lo hediondo que sea.
Son 4 meses de prisión preventiva lo que le estén pidiendo a Jeanine Añez; lo cierto es que cayó en su propia trampa, la que se tendió cuando abusando de su poder como parlamentaria, se arrogó el derecho a destituir a Evo Morales haciendo creer a todo el mundo que no hubo tal golpe de Estado, sino que fue una “sucesión constitucional debido a un fraude electoral”. Para el Movimiento al Socialismo (MAS), se trató de un golpe de Estado, en cambio para Añez y sus seguidores fue un “levantamiento social provocado por el supuesto fraude electoral del gobierno de Morales, ¡Qué ironía, justo, el hombre que puso a Bolivia en niveles envidiables de producción y desarrollo frente a toda la Región!.
El gobierno socialista que regresó al poder en octubre del año pasado acusa al gobierno de Añez de derrocar a Evo en 2019 en una supuesta asonada. Añez asumió a fines de 2019 y desato una profunda crisis en medio de violentas protestas.
Después de todo, la ex presidenta de facto debería agradecer estar en prisión preventiva, protegida por la justicia, y no a expensas de la justicia popular, porque cuando un pueblo acumula tanto dolor e impotencia, estalla y puede intentar aplicar justicia por mano propia, como un linchamiento para ser más clara.
Pero Añez fue trasladada bajo fuertes medidas de seguridad a la prisión Centro de orientación Femenina de Obrajes, mientras sus ex ministros Guzmán y Cimbra, fueron llevados a la Cárcel de San Pedro: las autoridades también emitieron órdenes de detención sobre los ex ministros interinos de la presidencia, Yerko Núñez, Arturo Murillo y Luis Fernando López.
Por supuesto que la oposición boliviana no se va a quedar de brazos cruzados e intentará deslegitimizar el proceso judicial en contra de Añez y sus cómplices , y con el argumento de que hay una persecución política, convocará a protestas en las calles, algo que se les puede venir en contra porque será como remover una herida demasiado fresca en el corazón del pueblo boliviano y en particular de las madres que perdieron a sus hijos jóvenes a manos de la violencia ordenada y promovida por la presidenta de facto.
Imposible olvidar aquellas escenas caóticas de saqueos donde fallecieron 36 ciudadanos y más de 800 resultaron heridos y unos 1 500 fueron detenidos.
Se sabe que Jeanine no actuaba sola, que si se conducía con tanta impunidad y severidad era porque estaba respaldada por nada menos que la Organización de Estados Americanos (OEA), de modo que a nadie le sorprende que ni corta ni perezosa, le haya enviado una carta a la OEA y también a la Unión Europea (UE), pidiendo una misión de observación para que evalúe su arresto.
Algunos analistas anticipan la reacción que se va a operar tras la aprehensión de la ex presidenta de facto y sus ministros, y señalan que van a argumentar que hubo contra estos, “detención arbitraria, abuso de poder y que incluso calificarán el proceso judicial como una venganza, del mismo modo se presume comiencen una campaña diplomática internacional contra Bolivia.
Jeanine Añez, ha sido caballito de batalla para los planes de la derecha reaccionaria neoliberal que tienen entre sus estrategias liquidar uno a uno a los gobiernos progresistas de Latinoamérica, ya sea a través del lawfare (guerra judicial) o de otros golpes blandos o no tan blandos como el que perpetró, acusando de fraude a Evo Morales y lanzando tras él y su familia a los sabuesos para obligarlo a renunciar.
Para nadie es un secreto que Evo Morales se perfilaba como uno de los presidentes con mejor imagen en la región por sus elevados resultados económicos, políticos y sociales, pero eso era un “mal ejemplo “para los planes imperialistas que hacía falta atomizar.
La película de esta causa judicial ya está en producción; Añez y sus funcionarios serán las pobres “víctimas” de un gobierno socialista que arremete con revancha, pero lo que no calculan quienes así arman el teatro de operaciones, es que los verdaderos demandantes no son solo Luis Arce y su gobierno de corte socialista, ni el propio Evo Morales, sino actores más temerarios aún, son los hombres y mujeres de ese pueblo que vivió jornadas de horror, persecución y muerte, y esperaron tranquilos que llegara la justicia, esa que dicen que tarda, pero siempre llega.



