El coronavirus ya desbastó el planeta. Este covid se viene estudiando desde el 2018 en laboratorios chinos con apoyo de laboratorios yanquis. En el 2019 recordamos se realizó el “evento 201” en Nueva York donde Bill Gates fue uno de los auspiciantes. Se habló de las consecuencias de la pandemia del coronavirus. Se dijo que duraría 18 meses y costaría 65 millones de vidas humanas. En esta reunión hubo 130 voces del poder farmacéutico, político y mediático- El evento tuvo difusión. Los servicios de inteligencia sabían del tema y procuraron informar a sus respectivos países. En una palabra, Trump conocía el tema, al igual que muchos de sus colegas, entre ellos Macri que ni siquiera reinventó el ministerio de salud.
Ya este año se siguió publicando en casi todos los medios antes que llegara a Europa. China informó del hecho el 31 de diciembre del 2019. En Argentina se comenzó con el principio. Apenas juró Fernández se restructuró el ministerio de salud y se comenzó a hablar con la embajada china. Brasil y Estados Unidos seguían pensando en Venezuela.
Trump comenzó declarando que el virus era una farsa. Ya cuando se la vio venir, el 10 de febrero dijo que: “ el virus debería irse con el calor de abril, estamos bien”. El 27 del mismo mes declaró : “estamos haciendo un trabajo increíble, el virus es una farsa”. Al día siguiente respondía vía red social que “ahora los demócratas están politizando el coronavirus y esta es su nueva farsa. 35 mil personas mueren por gripe por año en los Estados Unidos. Por ahora el coronavirus no ha matado a nadie aquí”.
El 7 de marzo declaró: “no me preocupa que el virus se acerque a la Casablanca. Hemos hecho un buen trabajo”. El 24 de marzo dijo: “tenemos que reabrir el país. Me encantaría que estuviera abierto y motivado para el 13 de abril, para pascua”. Obvio que no pasó.
Nada de lo que dijo se cumplió, hoy para colmo de males también tiene la epidemia racial. Dijo que 35 mil era el promedio de muertes y ya paso los 110 mil. La tragedia sigue aumentando. Trump estaba avisado y nada le importó.
Bolsonaro es otro caso de la estupidez humana. En enero se enteró del problema y jamás hizo nada. Los brasileños caen como moscas ante el avance de este enemigo invisible que ya se llevó 30 mil vidas. Un perfecto idiota dicen algunos, aunque es más exacto decir que es un cómplice de la oligarquía brasilera ya que aumentó el desempleo, creó la flexibilización laboral y nada hace por la vida de sus paisanos.
En Argentina por suerte gobierna el peronismo. Si Macri hubiera ganado imitaría a Bolsonaro. Pero Macri no está, Macri se fue pero dejó a enfermos kamikazes como Brandoni, Laura Alonso, Echecopar, esos viejos decrépitos leguleyos, esos farsantes periodistas que vivan la anticuarentena para desgastar al gobierno y mandar al muere a quienes los obedecen. Hoy militan la anticuarentena, ayer la desigualdad y el saqueo. Macri no está, pero Susana Giménez lo reemplaza muy bien.
