Que la decadencia económica es un hecho no hace falta que te lo cuenten. Se arreglará con el FMI, que nos conducirá nuevamente. Los pobres tendrán su caja Pan, los jubilados un poco más que con Macri, la clase alta seguirá su ritmo de vida y la clase media, como siempre, reclamando, gritando y llorando.
Después del despojo macrista nadie le pide a Alberto Fernández que tiremos manteca al techo pero si se le puede pedir justicia. En febrero del 2020 los dirigentes mal apresados continúan en sus respectivas cárceles y los protagonistas del despojo nacional de fiesta, de vacaciones o en la FIFA. Parece joda pero es en serio.
Mientras la justicia actuaba de acuerdo a los deseos de Macri, hoy la justicia actúa de acuerdo a los designios de Macri. No fue un error de la computadora. Hoy los jueces siguen en su planeta. Hoy la hija de Cristina sigue en Cuba pero es obligada a dar un nuevo informe de su enfermedad, y eso que su madre es vicepresidenta, no parece.
El presidente que es profesor de derecho penal trabaja como docente, Aplica y habla de la teoría pero no hace uso del poder. Algunos le piden más peronismo, otros le solicitan algo de peronismo y una buena parte de sus votantes preguntan porque se embarcó en un gobierno social demócrata.
Guillermo Moreno dijo que este gobierno es macrismo más polenta. Jorge Asís habla de neo-macrismo. Brienza dice que es neo-menemismo. Ninguno conforma a una población empobrecida económicamente y con sed de justicia.
Según una dirigente, con cargo en el ejecutivo, el gobierno empezaría en junio. Otros dicen que el 2021 será diferente, en síntesis no queremos plata pero sí justicia. Argentina se ha transformado en un país con muertos pero sin victimarios castigados. El proceso no fue castigado, ni la fusiladora, ni De la Rúa ni Macri. Lloramos por las madres, las abuelas, los fusilados o Fernando. Lágrimas sobran, falta justicia.
