¿YA FUE?

Por Carlos Galli.
El inmenso poder se está terminando. La idolatría de millones se está desgastando día a día.
El miedo de muchos está llegando a su irremediable final.
El aplausómetro y el sisismo parecería que entró en decadencia.
Los leales ya casi no le responden, o lo hacen a medias tintes.
Algunos gremios y en especial la CGT, le han perdido el pánico y las bases, ya la miran de reojo.
En la prensa tiene sus aliados y detractores, pero aún aquellos camaleones que existen en el periodismo en general se atreven, todavía con sutileza, a criticarla.
Tal vez comenzarán las traiciones de aquellos que hasta no hace mucho se rasgaban las vestiduras para elogiarla, enrojecían sus manos para aplaudirla, y quedaban disfónicos de ovacionarla.
El caudal electoral es una verdadera incógnita.
Con el Presidente de la Cámara Baja nunca se sabe. Es como un semáforo, a veces le da luz verde, otras por dudas, amarilla, y en una oportunidad, al rojo vivo, cuando expresó con marcado énfasis, basta de Cristina Eterna.
Con la Justicia está perdiendo algo de terreno. Con los Gobernadores e Intendentes hay más dudas que certezas.
Con el Presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, siguen los nubarrones, con cielo plomizo y con pronóstico de inminentes tormentas, con rayos, centellas y truenos que ensordecen a ambos, porque es evidente que no se escuchan y los silencios aturden, especialmente a nosotros, al pueblo que como siempre es el único perjudicado.
También es cierto que ninguno de los dos son cadáveres políticos, pero están muy cerca de ser como los zombies, que contagian a los demás y deambulan de derecha a izquierda, no ven un horizonte. El intelecto se va perdiendo, el corazón late en forma extremadamente lento, y la conciencia está total y absolutamente cauterizada.
Pero como somos un país con muy poca memoria, puede ocurrir que aparezca un potente antídoto, y vuelvan a resurgir de sus propias cenizas, como el Ave Fénix.
Por eso el título de esta nota de opinión está entre signos de pregunta. ¿YA FUE?
POSDATA:
Para no quedar como un vulgar exponente de la comunicación social, escribo el significado de zombi o zombies, según el ocultismo haitiano:
“Muerto que vuelve a la vida, mediante un ritual “mágico”, y que solo alcanza a ser solamente un autómata, carente de voluntad propia”.
Más claro… agua.




