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Opinión

VOLVERÁ LA HORA DE LOS PUEBLOS

Por Carlos Galli.

La hora de los pueblos, se acerca. El reloj avanza. No hay manera de detenerlo. Más temprano que tarde, la hora va a llegar.

No hay gobierno en el mundo, que pueda soportar cuando los pueblos, reclaman sus derechos. Cuando la Revolución Social es ejercida por la clase obrera y sudorosa, no hay manera de frenarla, al menos, que se haga un genocidio del ESTADO.

Si la JUSTICIA no llega al pueblo, los gobiernos no merecen tener paz.

Las democracias débiles siempre corren el riesgo de un golpe blando.

Muchas veces la derecha “usa” a la izquierda, para que ese golpe blandengue, sea una realidad. Los polos se juntan como grandes imanes. Se necesitan tanto, que se dejan usar por unos y otros.

El dinero, como expresa La Biblia, es la raíz de todos los males, es la forma y los modos que tiene la derecha recalcitrante, para comprar a minúsculos simpatizantes de la izquierda, para que un gobierno frágil y debilitado, pueda darse por vencido.

El tic tac, del reloj no se detiene. Nuestro pueblo, no cambia de ideas, lleva las banderas de Evita y de Perón. No lo corren ni por diestra ni por siniestra. El mundo ha cambiado, las sociedades, han cambiado, pero el verdadero, el maravilloso pueblo, el único heredero de Perón, no cambiara jamás. Ese pueblo no tiene precio, ese pueblo no se lo puede comprar. Solo se compra a los mercenarios, a los Judas Iscariote, a los Barrabas, esos si tienen precio, se venden al mejor postor. Para esos serviles y traidores, también el reloj marca las horas.

El General Perón dijo: “Al enemigo, ni justicia”. Aunque no es frase propia, el General tenía razón y sigue tan vigente como otrora.

El oficialismo, conformado por una coalición que gobierna, tiene que comenzar a quitar del berenjenal a los Judas, porque los traidores nunca tienen códigos, ni tampoco ideales, ni convicciones, solo conocen la traición y el valor del inmundo dinero. Ellos tienen precio, nunca están en oferta. Son caros, todo depende de la traición que tengan que cometer.

La hora de los pueblos, se acerca, el reloj no se detiene, quizás atrase un poco, pero la hora llegará, al menos que, un despertador o una alarma, despierten a los que deban despertar a tiempo. De esa manera, puede ser que el reloj se detenga y entonces el PUEBLO, podrá dormir tranquilo, sabiendo que el reloj ha dado la hora exacta a su favor.

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