Y la “octava maravilla” de la comunicación política, Jaime Durán Barba preparó una prolija maleta,
obtuvo un pasaje de avión y dijo a su amado jefe, hasta más ver.
El ecuatoriano fue humillado por la diputada tan adicta como obesa, y este se despidió, por el
momento, de Mauricio Macri.
Ahora bien, todos consideran a Durán Barba como un genio por haber hecho presidente a un
hombre sin talento alguno como lo es el actual y más que nunca prescindente.
El marketing, los medios y la publicidad hicieron creer al mundo político que el ecuatoriano era el
Maradona de la comunicación cuando en realidad es un triste sicario de la política. Un hombre
mediocre que aconseja destruir un a sociedad para llevar al triunfo a su jefe. Pero este muchacho,
no es un genio y las matemáticas y la lógica lo pueden probar.
En su primer intervención con Macri en el año 2011 Macri se bajó de la candidatura presidencial,
Cristina le llevaba treinta puntos. Antes de perder, prefirió bajarse y esperar su turno. Para el
2011 Cristina y el peronismo eran imbatibles.
Cuatro años más tarde la situación política era diferente. Macri “alquiló” la estructura radical y le
sumó toda la derecha. A esta idea se le agregó un mal candidato como Daniel Scioli y una interna
peronista. El resultado que solo cabía era la derrota peronista.
Con el triunfo asegurado se promovió la idea de que el ecuatoriano era un genio, que las redes
sociales eran insustituibles para ganar una elección, que los trolls formaban parte del triunfo y que
la grieta era necesaria para seguir en el gobierno y ganar el próximo comicio. A todo esto se le
sumaba la justicia y los medios de comunicación para seguir ganado y ajustando.
Pero los trolls, el ecuatoriano, las redes, los medios y los jueces corruptos cayeron derrotados
cuando se impuso la matemática. En hiperinflación, con una pintada de recesión, salarios tan
magros como las jubilaciones y gente por las calles comiendo de la basura y tomando agua de la
calle todo el sistema más la genialidad de Durán Barba cayeron derrotados.
Desocupación de dos dígitos, pobreza del 37 por ciento, deuda de 100 años, inflación de 55 por
ciento hacen trizas un país y no hay político que pueda ganar un comicio con estos índices. Con la
grieta, los trolls y la mar en coche como eje de campaña no resulta. Siempre en estos casos triunfa
la heladera vacía.
Por eso, Durán Barba no es un genio sino un sicario que aprovechó su momento y hoy entró en
desgracia. Por eso volvé, no te vayas, seguí aconsejando a tu jefe así termina derrotado por paliza
y visitando Comodoro Py a diario a partir del 2020.
