VOLÓ A LA ETERNIDAD
Por Carlos Galli.
Hoy se cumple un año, desde que el más grande de toda la historia volaba hacia la eternidad, el más grande del todos, DIEGO ARMANDO MARADONA.
Amado por miles de millones, odiado por algunos pocos. Los que lo juzgan por sus adicciones. Aquellos que lo desprecian por haber nacido en una villa, por no ser rubio de ojos celestes. Por ser parte de los pueblos del mundo. Por estar del lado de los pueblos oprimidos.
Odiado porque enfrentaba al poder político, económico y religioso. Exigió que el Vaticano venda el oro y las casi dos mil propiedades que tiene la Iglesia Católica, ubicadas en diferentes países del mundo.
El más grande de todas las épocas, hace un año dijo basta. Y se fue, y nos dejó vacíos. Se fue, cansado de las injusticias de los poderosos. Se fue, harto de remar contra la corriente. De gritar por Justicia, pero no lo escucharon. Les «dolía» oírlo.
Lo odiaban y lo odian por sus abrazos y diálogos con Fidel y su apoyo a la revolución cubana.
El 25 de noviembre del año pasado, voló a la eternidad, para volverse ídolo de DIOS y de los ángeles.
En vida lo usaron. Con su muerte siguen usando su nombre. Siguen haciendo negocios y negociados. Lo maltrataron estando con vida. Lo despedazan en su muerte.
El más grande voló. Nos dejó casi solos, esclavos de su interminable recuerdo.
Fue, es y será ‘el pelusa’, el Diego, Dieguito. Es y será MARADONA.
No murió. Está VIVO en el corazón de la mayoría, NO DE TODOS. Para algunos felizmente, para muy pocos fue un estorbo, especialmente para los políticos. Para la curia. Para la FIFA. Para la AFA que, aunque le realiza homenajes jamás honró su nombre. Los periodistas deportivos muchas veces le cerraron sus micrófonos y sus cámaras. Hoy, dedican horas para «rendirse» ante Él, y así muestran la hipocresía y déspotas del mencionado grupo de Comunicadores Sociales, la mayoría de ellos peseteros, que quizás sigan haciendo programas especiales recordando sus goles y sus fantasías.
Voló a la ETERNIDAD. Nunca más lo volveremos a ver en este planeta, que lo tuvo y lo que tiene como un ser humano que, con sus errores y aciertos, es el más grande.
Tengo 70 años, pude ver extraordinarios jugadores del deporte colectivo más apasionante del mundo, pero ninguno igual al 10. Tal vez, el último 10. La pelota no se manchó querido Diego. Y de sus gajos siguen saliendo lágrimas, porque extraña tus mimos y caricias.
En lo personal, no me importa que hizo con su vida. Me importa lo que hizo con la mía.
Hasta siempre Pelusa.
Hasta siempre Diego
Hasta siempre Maradona.
Que DIOS te tenga a su diestra. Porque no tengo dudas, que te amó y te ama. Te dio muchas oportunidades. Pero respetó tu libre albedrío.
Reiteró, y finalizo, Diego no me importa lo que hiciste con tu vida. Me interesa lo que hiciste con la mía.
