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Opinión

VIRUS Y ESPERANZA

Por Gabriel Princip.

No tiene sentido alguno escribir el saldo de enfermos y víctimas de este nuevo virus planetario, ni bien termine de escribir los datos cambiarán y mañana el aumento seguirá siendo exponencial. Si, uno ya puede reflexionar sobre esta crisis que sorprendió al mundo y vemos como nuevos paradigmas aparecen en la segunda década del siglo 21.

Si alguien nos contaba que fruto de una pandemia los países desarrollados ocuparían los primeros puestos en la tabla de enfermos y muertos no les hubiésemos prestado atención, es más hasta esbozaríamos una ligera sonrisa. Pero la única verdad es la realidad. China, Italia y España se disputan el podio- Por allí anda Irak posicionándose y Corea descendiendo en esta negra tabla.

El mundo libre con su capitalismo salvaje y su economía privada de servicio a la comunidad paga muy caro el desdén que tiene por el estado. El virus chino, así lo denomina Donald Trump por su origen geográfico, no fue atendido en tiempo y forma en Europa y el caos se apoderó del viejo mundo. Italia va en busca de los dos millares de muertos, muy cerca España. Ambos países descalifican el rol del estado y creen en el libre mercado, al igual que Estado Unidos que ya llegó al centenar de muertos. Tampoco ellos tienen alguna solución para controlar el virus. Tampoco sus médicos son los mejores. Sin embargo son países del primer mundo, un mundo libre pero de conocimiento y preso de ignorancia que es sometido por la buena prensa de las corporaciones supranacionales.

Ni Italia ni España supieron actuar a tiempo y por eso lo están pagando. China, va primero en la tabla de víctimas por ser el primer país donde el mal se estrenó en formato virus, pero en poco tiempo construyeron hospitales y ya comienzan a controlar el problema ante la esperanza de una vacuna también made in China. El amarillo país también aporta sus médicos para que ayuden en Italia, a pesar de que 46 de ellos murieron en los primeros días de atención a sus enfermos.

Del otro lado del mapa encontramos Cuba y Venezuela que aportan médicos para Italia. Cuba también alcanzo un antiviral a China para frenar el contagio y trabaja en la creación de una vacuna. Son escasos los casos en el país centroamericano y ninguna víctima fatal. En todo el continente sudamericano son pocos los fallecidos destacándose la Argentina en la prontitud para tratar de controlar el efecto del coronavirus. Al primer muerto, el presidente no dudó en plantear una serie de medidas para atenuar la maldad de este virus. Los fallecidos no llegan a cinco y esto porque el país cerró las fronteras, licenció gente mayor y dio órdenes exactas a economía y producción para poner en marcha el país. Ni que hablar del sistema de salud donde ya se están construyendo más hospitales. En síntesis, el humano es cuidado por este gobierno. No pasa lo mismo en Chile, el país más desigual de América donde marcha primero en víctimas, ni Brasil que todavía no cerró las fronteras. Ambas naciones tienen como única religión el libre mercado y por eso las consecuencias no serán felices para ambos gobiernos.

Argentina demostró que el peronismo siempre tuvo razón. La intervención estatal es primordial sobre todo en estos casos, lección que está aprendiendo el mundo desarrollado.

En el primer párrafo mencioné que escaso sentido tenía citar cifras, lo que si nos lleva a la reflexión son las diferentes políticas. Hoy, en la Argentina, hay un gobierno movilizado que nos cuida y no piensa en hacer negocios, el macrismo, a esta altura funcionaria como Brasil. No cerraría fronteras porque perderíamos la conexión con el primer mundo, los fallecidos aumentarían porque tampoco tendríamos médicos ni presupuesto. Recordemos que Macri degradó el ministerio de salud en secretaría y dejó vencer vacunas. Estos sinverguenzas, todavía opinan y esta también es una reflexión para tener en cuenta.

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