UTOPÍAS ROTAS

Por Wally Crock.
“Gobernar es fácil, lo difícil es conducir” dijo el General. En la Argentina todo se modifica con el paso de los años y hoy la diferencia entre ambos conceptos parece ser muy sutil.
Difícil es todo si no se conoce al pueblo, o al menos se tiene una imagen errónea, tanto así como intentar hacer un gol mientras te corren el arco.
Se habla hasta el hartazgo de la clase media argentina, esa entelequia que en definitiva cada uno acomoda su definición.
Probablemente usted piense que está incluido en este segmento de la sociedad, e inclusive quizá tenga razón. Pero para saberlo bien hay que hacer memoria.
El peronismo vino a revolucionar este país en la más textual de sus interpretaciones. Es el cambio brusco en el ámbito social, económico y moral con múltiples definiciones.
Las clases dominantes de apellidos patricios nunca quisieron mezclarse con los trabajadores que tenían cada vez más derechos. “Mientras en Quilapayún cantaban -Que los pobres coman pan, y los ricos mierda- el peronismo propuso que todos comamos pan, pero acompañada de un embutido cárnico. El choripán es del pueblo”, dijo el humorista Pedro Saborido.
El Peronismo no llegó para apropiar lo que tienen los poderosos, sino para compartir recursos. Si la clase acomodada iba a Mar del Plata a veranear, los obreros iban a sus playas; o en pleno Recoleta, Evita puso una sede de su fundación para madres solteras o que venían del interior para que sus hijos sean atendidos por alguna afección médica. El gran mérito del movimiento fue no ser utópico sino un deseo concreto.
Si pensamos en la clase media de hace décadas nos cuesta visualizar una familia que alquile, seguramente se nos viene a la cabeza que tenga una propiedad, quizá un auto y posibilidad de ahorrar.
Hay una clase media hereditaria, son los hijos de aquellos padres que cumplían los requisitos recién citados quienes también creen pertenecer sin tener una propiedad. Esa es una media clase cultural.
Se suman al sector que arrojó la medición de la Dirección de Estadísticas y Censos, que dice que en la Ciudad de Buenos Aires para pertenecer a la clase media una familia tipo debe tener ingresos entre $82.000 y $328.000 mensuales, una franja muy extensa y con distintas realidades.
Si en la Ciudad de Buenos Aires las casas están en dólares, tomando un valor de la divisa a $172 cómo cerró el Dólar Ahorro según el BCRA, y un precio de referencia de Almagro (barrio clase media) de u$d 2.370 el metro cuadrado.
Una familia tipo que está en la base de lo que marca el índice porteño necesitaría ahorrar la totalidad de su sueldo por 29 años para comprar un inmueble de 70 metros cuadrados.
En ese caso la única manera de tener una vivienda propia termina siendo por una herencia, dada lo complicaciones del acceso al crédito, y ni hablar si el neoconservadurismo te propone créditos UVA. De nuevo, si las clases acomodadas todo el tiempo buscaron diferenciarse de las capas medias porqué van a ofrecer derechos de ascenso social cuando están en el Gobierno.
Parecería sencillo plantearlo así, pero no lo es. Porque esas clases dominantes llegaron al poder mediante votos y muchos de ellos vinieron de los llamados “clase media”.
¿Es correcto anunciar medidas de impacto central sobre esta clase teniendo en cuenta que está sobredimensionada? En un país con 40 por ciento de pobreza y 33 por ciento de trabajo informal está claro que hay muchos que se autodefinen como parte de ese segmento social pero no lo son. Sería trabajo del Gobierno indicar su pertenencia de manera positiva, es decir, en lugar de negarles que pertenecen a ese extracto anunciar medidas sectorizadas de llegada directa.
Un medio puede titular una noticia: “Golpe a la clase media: el alcaucil llega a máximos históricos”, o bien “Suba del dólar genera bronca en la clase media”. Si una noticia de un alcaucil y otra del dólar impactan en la misma gente está claro que su conformación es heterogénea.
¿Qué es ir a buscar el voto de la clase media?
Suena como algo que queda bien, pero de tan grande termina siendo utópico.
¿Debe el peronismo buscar el voto de la clase media?
El peronismo no es utópico, es un deseo concreto.




