Una amenaza satánica

Por Margarita Pécora B.
Creo que pocos -exceptuando obviamente a los integrantes de las bancadas políticas que forman el cuerpo legislativo de la nación-, tienen idea de la tormenta perfecta que podría representar para el gobierno del Frente de Todos, perder el control de la Cámara de Diputados de la nación, si llegara a concretarse en las urnas en noviembre próximo la amenaza que lanzó la candidata a diputada María Eugenia Vidal, cuando dijo que si ganan van a ir por la Presidencia de Diputados.
Con euforia, más que simple optimismo, Juan Manuel López, diputado y presidente de la Coalición Cívica salió a respaldar los presagios de Vidal al consignar «Que Juntos por el Cambio presida la Cámara de Diputados es posible, es deseable, es democrático y republicano».
López da casi por sentado que la oposición le sacará al FdT el control de Diputados. El lilito cree firmemente que “si el 14/11 aumenta un poco su caudal electoral, el bloque de JxC será la primera minoría (quien sabe mayoría) y eso posibilita presidir la Cámara”. Y lo pregona sin ocultar su excesiva simpatía hacia EE.UU., país que toma como referencia para señalar la semejanza en el organigrama de la Cámara de Representantes -hoy bajo el mando de Nancy Pelosi- con el del Congreso argentino.
López no se limitó a augurar una victoria electoral, sino que apelando a la “legitimidad” indicó que -tal como hacen en EE.UU., el que pierda debe entregarle la Cámara al ganador, y que ellos (la oposición) defenderá los valores del neoliberalismo y la democracia-. Recordemos que siempre la oposición de JxC, para atacar al oficialismo K. instala que está “en peligro la democracia argentina”, sembrando con ello la inquietud, incertidumbre y temor entre la clase que concentra el poder económico en el país, como una estrategia para conquistar su voto.
Del mismo modo fogonean hasta el hartazgo, que el Congreso en manos K. funciona como una ‘Escribanía’ del Poder Ejecutivo y a merced de mayorías arrolladoras, cuestión que no solo es un término peyorativo, sino una falacia porque si examinamos algunas cifras, vemos que desde 1983 y hasta 2013, año en que Fernández de Kirchner transitaba su segundo mandato presidencial, el Congreso argentino rechazó “consistentemente alrededor de un 41% de las propuestas del Poder Ejecutivo” y modificó “un tercio de las iniciativas restantes (21% del total)”.Entonces ¿de qué Escribanía están hablando?
Pero concretamente ¿Dónde está el peligro que corre el Frente de Todos bajo la amenaza satánica de Juntos por el Cambio de volver a la palestra?
El FdT tiene actualmente mayoría en el Senado, pero no en Diputados, donde debe negociar acuerdos, no sólo para iniciativas electorales, penales e impositivas, sino de cualquier otra índole. De ahí que JxC insiste, de cara a las elecciones, que es clave que el oficialismo no tenga control parlamentario.
Según análisis publicado por chequeado.com, “en la Cámara baja, el bloque que preside el diputado nacional Máximo Kirchner (Frente de Todos) tiene 119 de los 257 miembros del cuerpo. La mitad más uno, necesaria para obtener quórum para sesionar y aprobar la mayoría de las normas, se alcanza con 129. Es decir que le faltan 10 diputados para lograr la mayoría. En la Cámara baja el Frente de Todos pone en juego el 43% de las bancas, mientras que Juntos por el Cambio, el 52%. Y dentro de esa alianza opositora son los radicales los que más escaños arriesgan: el 57%, contra el 50% de la Coalición Cívica y el 49% del PRO.
La tormenta que se pronostica si JxC le arrebata la Cámara al FdT, nos devolvería la parálisis legislativa que ya hemos visto, con la nefasta repercusión que significa para la sanción de leyes que reclama el pueblo argentino para mejorar su calidad de vida y retomar el rumbo creciente de la economía después de esta trágica pandemia.
Basta recordar que durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, cuando ninguna pandemia obligaba a reconsiderar las reglas de juego económicas, políticas y sociales, el Poder Legislativo tuvo su peor performance de la última década. En 2019 solo hubo 15 sesiones en ambas cámaras y se sancionaron 37 leyes, muy lejos del promedio de las 100 anuales de la década anterior.
Desde aquel 1 de marzo de 2019, a partir de cuya fecha Macri se desentendió de la gestión de gobierno, Diputados sesionó apenas 5 veces durante el primer semestre y solo 3 en el segundo. De esas 8 sesiones, 5 fueron especiales e impulsadas por la oposición, es decir que no tuvieron consenso con el bloque oficialista. La evaluación de la actividad parlamentaria en 2019, arroja datos negativos para la alianza PRO – UCR, inclusive si se tomara solo el número de leyes sancionadas con Macri presidente ya en retirada.
Imagínense la presidencia de la Cámara de diputados en manos de Juntos, la fuerza política de signo macrista, tristemente célebre por la mega deuda con el FMI que condena a pagar por vida; los tarifazos que hundieron en el abismo a la población y los empresarios Pymes, las medidas privatizadoras y los privilegios a los amigos de las corporaciones, entre otros flagelos de los que aún el pueblo argentino no se ha podido recuperar, a pesar de los enormes esfuerzos del gobierno del FdT. Para muestra, un botón…




