Mientras diputados amarillos piden aire en radios y centímetros en medios gráficos para analizar la política al revés y criticar a los Fernández y a Kicillof, el gobierno no para de tomar medidas en el cuidado del habitante. Al tiempo que los Ceos amarillos siguen pensando que el votante es un cliente y que ellos son cortadores de empresas estatales, el peronismo sigue basándose en la doctrina social de la iglesia y en las veinte verdades.
Los ministros de producción y economía lanzaron una batería de medidas para respaldar a la clase media, esa que destruyó la causa amarilla. Mientras los ministros anunciaban presupuesto para las PYMES, ayuda para los que menos tienen y la vuelta del Procrear y el Ahora 12, Fernández se ocupaba de combatir a un virus foráneo que desorganizó la economía mundial.
No hay funcionario oficialista que termina su tarea antes de las dos de la mañana de cada día. No hay miembro del gobierno que esté pensando en la próxima elección o una interna berreta. Si existe una oposición lenta y sin escrúpulos que se ofende cuando critican a Macri o Vidal. Igualmente la oposición solamente habla con periodistas amigos, porque cualquier otro comunicador les dice, muchachos escondieron las vacunas, llámense a silencio.
Se puede estar de acuerdo o no con el presidente, podemos criticar a la vice o algunos ministros pero nadie con buena fe puede decir que este gobierno no está movilizado. Tomando medidas drásticas pero tratando de contener un virus que en apariencia es de diseño y que la solución podría llegar desde China o Cuba. Las cosas de la vida, las grandes democracias occidentales son especialistas en guerras y fabricación de armas mientras lo que el sistema llama dictaduras como la venezolana, la china o la cubana van salvando vidas.
Desde el primer día de gobierno los Fernández tomaron relación con Rusia y China. Cuba siempre fue amiga del peronismo. Hoy, no sería nada difícil solicitar ayuda a estos países. De hecho ya se reunió Alberto con el embajador chino para encontrarle la vuelta al virus de moda.
En Cuba, Cristina es una habitante más y tampoco le sería difícil conseguir el antiviral que está solucionando parte del problema. En cambio, Estados Unidos, muy amigo del anterior gobierno, solo nos puede proveer de represión, deuda y humillación. Gracias Macri.
Alguna vez los soldados de la antipatria dejarán de saludar al cipayaje y entender que la solución para este país es peronista. Ya el mundo libre entendió que la participación estatal en el gobierno es imprescindible. Así lo admitió Macrón, presidente de Francia, Escandinavia, España, Italia, que privatizaron sus sistemas de salud y los están pagando caro. Ya lo entendieron. Al peronista no hace falte que se lo expliquen. Sí habría que llevarle algunos libros a los dueños de prepagas que piden el auxilio estatal, a empresarios que viven del estado y lo insultan y a tipos como Ratazzi, que piden ayuda y después te denostan, una rata como la raíz de su apellido.
Así las cosas, por ahora el virus está controlado. La clase media todavía no. No entiende que las licencias no son vacaciones, que el prójimo es el próximo y que los viajes se puede reprogramar, no son indispensables para la vida. El gobierno comenzó a gobernar y para ello movilizó todas sus piezas. La Argentina de pie no tardará en llegar.
