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Un día más, un despido más

Por Gabriel Princip

La desocupación aumenta por minuto en este primer trimestre de un gobierno que vino por el cambio y está cumpliendo. En el  2015 la Argentina hablaba de planes satelitales, hoy Arsat no existe y se habla de despidos, ñoquis, grieta, cumplimiento con los fondos buitres, deuda, intereses, bonos que reemplazan dinero, más inseguridad, más irracionalidad y menos alegría.

Macri llegó para cambiar un estado de vida y lo logró. La gente se divide entre resentida y triste. La sonrisa escasea, la felicidad es de Palito Ortega y el empleo una especie en extinción.

Las prioridades gubernamentales son que aquellos que viven en el exterior. Hoy pesa más Paul Singer que La Matanza, es más importante Griesa que la clase media y se presta más atención a la interna con Massa y con los radicales que al pobre jubilado.

Se prometió cambio y se cumplió. Se prometió pobreza cero y te la debo, se vaticinó 82 por ciento móvil y ya veremos. La inflación en campaña estaba muerta, en el gobierno está más viva que nunca, eso si su compañera de toda la vida, la recesión, está asomando en el horizonte. El consumo ya pertenece a la historia al igual que la carne vacuna, el Procrear, el cero kilometro y el plan Conectar.

El presente es frio, triste, desolador. Es Milagro Sala presa, el Papa enojado, Massa complotando, el radicalismo esperando y la ministra emborrachando. La alegría se muestra  en pequeñas dosis y en las clases altas. El futuro tiene color esperanza. Los ricos serán más ricos, los pobres serán más pobres y la pobreza cero será el titulo de un libro.

El combate al narcotráfico será el libreto de una película y la unión entre los argentinos será un taller de debate de la Facultad de psicología. Las palabras de Macri en campaña fueron eso palabras. Los hechos  que buscan el bienestar general por ahora son una utopía. La realidad es funesta y no se detalla en los medios.

Los comunicadores solo aprecian a la oligarquía y festejan detenciones latinoamericanas o cárceles para defensores sociales. Critican al Papa porque no aprecia al oficialismo y acarician a todo aquel que no tenga olor peronista.

La justicia a la par de la prensa se disputa metro a metro, minuto a minuto quien es el empleado del mes y figura en el cuadrito que colgara Mau.

El legislativo con menor imagen positiva también hace lo imposible por hacer juego con el PRO. Nadie se quiere quedar afuera de la repartija pero nadie piensa que la mayoría silenciosa se ha empobrecido, se ha entristecido.

Hoy el sistema detesta a la población. La oligarquía sigue creciendo, la media clase sigue descendiendo y la clase pobre iguala a la alta, las dos van en ascenso.

Los buitres cobraran sus fondos, la deuda crecerá a la par que la grieta entre el sistema y las mayorías. La imagen del presidente baja día a día y cada vez se hace más difícil contener a una sociedad que se le cortaron derechos, aumentaron impuestos y congelaron salarios. Este cambio no da resultado, por eso cambiemos.

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