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Opinión

TURISPLANEROS

Por Simón Radowitsky.

Y hubo un día que Alberto Fernández anunció, en cadena, que la Argentina entraba en cuarentena. Ese día, 30 mil meritócratas, 30 mil emprendedores, 30 mil me importa nada el virus, tomaron su avión hacia Asia, América y Europa. Treinta mil. Estos muchachos sabían perfectamente los logros del virus en el planeta y haciendo gala de su estupidez ilimitada utilizaban sus facebook para cancherear.

Se podía leer en algunas frases, “no te tenemos miedo virus”, “Alberto yo me voy, bancá vos al virus”, “Ustedes volvieron, nosotros nos vamos, suerte con el virus”, y así frases tan agresivas como carentes de sentido común.

Y pasó lo que tenía que pasar. El mundo comenzó a cerrar fronteras, la cuarentena fue factor común en el planeta y los turisplaneros empezaron a dudar de su meritocracia.

Mientras Italia y España batían records diariamente en víctima fatales, estos que decían: «si gana el peronismo nos vamos», comenzaron a mandar videos con un “Alberto, vení, rescatanos”.

Numerosos videos mostraban a ciudadanos desesperados que aprendieron sus derechos en el extranjero, comprendieron que el mundo sangraba y que Alberto mostraba liderazgo en humanismo. Tarde emprendedores.

Treinta mil se fueron y no menos del 20 por ciento regresarían enfermos. O sea, un día el ciudadano argentino bancaría varios aviones de esa línea argentina en la que no fueron estos turisplaneros para ser rescatados. Pagaríamos para que por lo menos vengan 6000 enfermos con el correlato siguiente. Esos 6000 se multiplicarían, el resto no tenemos ninguna garantía de que cumplan la cuarentena. El surfista de Ostende nos da el ejemplo y es lo más parecido a esos meritócratas.

Tenemos que pagar para contagiarnos y morir. Bajo ningún punto de vista. En principio el presidente optó por el rescate, luego lo pensó dos veces y dijo, “en su momento iremos por ellos”, léase “bancame un par de meses”.

Quizás estos amantes de la meritocracia aprendan cuando vuelvan. Uno cree que no, pero la esperanza es lo último que se pierde. Quizás aprendan a no denostar al estado, a respetar al presidente, al peronismo al prójimo. Quizás entiendan a los que ellos llaman choriplaneros, quizás dejen una cuota de soberbia en el viejo mundo y quizás aprendan a no mentir. El caso es de una de las que reclamaban video mediante. Maestra de San Justo que había pedido licencia médica en noviembre del año pasado. Desde ese mes que viaja por el mundo cobrando sueldo de los bonaerenses sin trabajar y sin estar enferma. Quizás, ahora vuelva enferma y justifique esa licencia médica.

Un mundo nuevo nacerá después de la pandemia y en ese mundo la meritocracia no será una virtud. El libre mercado fenecerá y la inteligencia, el conocimiento y la solidaridad prevalecerán. Tres conceptos que estos 30 mil no manejan. Ellos son los partidarios del sí se puede, genial, si, si se puede, adelante regresen solitos, por algo son mejores que el resto de la argentinidad.

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