Trump se tambalea sobre espinosa cuerda rumbo a las presidenciales.

Por Margarita Pécora –
Se abre el telón y se presenta de súbito en el escenario de los Estados Unidos de Norteamérica, un virus coronado que cunde el pánico y las morgues; inmediatamente aparece en la escena Donald Trump desprovisto de mascarilla con su casquete rubio alborotado, levantando el índice acusatorio y poniéndole a la enfermedad el epíteto de “virus chino” para exacerbar aún más su rivalidad con la potencia asiática. Al fondo, la escenografía deja ver un calendario marcando en rojo el 3 de noviembre, fecha de las elecciones presidenciales con las urnas casi desiertas.
En el mismo acto y escenario, se observa sobre el suelo, un hombre afroamericano, asesinado por asfixia con la rodilla de un blanco en su garganta, momento en el que reaparece Trump con la biblia en alto mientras los policías empujan a la gente para qué lo deje avanzar unos pasitos solo, al estilo del coqueto Juan Gabriel.
Pero aquí no termina el espectáculo; cuando se cree que una ola de aplausos lo respalda, pega un salto sobre el escenario el famoso rapero Kanye West con una banda presidencial que le sostiene por detrás su voluptuosa mujer Kim Kardashian; el músico a su vez se ve reemplazado en la escena por una mujer que parece un maniquí de cera con un impecable vestuario y maquillaje; es la modelo y actriz: Paris Hilton también aspirante a sacar de la escena a Trump. Detrás de ella, se arma una fila de otros personajes que por el mismo motivo se pelean lugar, para dar un puntapié final a quien yace en el suelo destrozando el libro “Demasiado y nunca es suficiente”, de su sobrina Mary Trump, donde lo acusa de “crueldad e incompetencia, y de inclinación a la mentira y el engaño …
Como guión para obra de teatro, así vemos extramuros la agónica carrera que ha emprendido Donald Trump buscando su reelección al frente de la administración de los EE.UU. Una meta que cada día se ve más lejos de ser alcanzada por el inquilino de la Casa Blanca, jaqueado por numerosos flancos.
Ahora para colmo la Corte de Justicia falló sobre registros financieros de Trump y no le reconocen la inmunidad, de modo que deberá dar cuenta de sus maniobras con el pago de impuestos de sus numerosas propiedades.
Pero esto apenas le roza al presidente estadounidense, ni siquiera las amenazas provenientes de la farándula, que son vistas por muchos analistas como parte de una estrategia de distracción. Lo que más amenaza la pretensión de Trump de reelegirse como presidente, es la ventaja creciente que presenta su rival Joe Biden,
Las elecciones presidenciales serán el 3 de noviembre del 2020 y, hasta el momento, los candidatos oficiales son Donald Trump y Joe Biden, aspirante del partido Demócrata.
Aún es imposible presagiar el futuro electoral en Estados Unidos, pero si las elecciones se realizan hoy 9 de julio, Trump perdería frente a su rival el ex vicepresidente Joe Biden, porque diversas encuestas ubican al demócrata con una ventaja sostenida.
El resumen de sondeos del Centro Pew sitúa la intención de voto de Joe Biden en 54 % y a Donald Trump en 44 %, mientras que la Universidad de Monmouth ven al demócrata Biden un 53 % por encima de Trump.
Según el sondeo nacional, realizado por el diario The New York Times y el Siena College, el ex vice mandatario logra ganar adeptos también en grupos de tendencia tradicionalmente republicana que se han alejado de Trump, tras su ineficaz respuesta a la pandemia.
En la Casa Blanca están muy preocupados por los números tan bajos que están poniendo a Trump en picada. Con sus peleas con China y la Organización Mundial de la Salud (OMS), Donald Trump, dio a entender que estaba buscando culpables externos para mitigar el desconcierto que provocan sus medidas domésticas en la pandemia del coronavirus y hasta la irónica denominación que le dio de «virus chino». Después ya todos vieron la realidad: EE.UU sigue siendo el primer país con el mayor número de fallecidos por la epidemia, con más de 130 mil muertos.
Hay muchas señales de que el presidente Donald Trump podría perder las elecciones, y que sufrirá una «derrota histórica» por culpa de la crisis del coronavirus. Ya ni siquiera cabe la posibilidad de un milagro económico para salvarlo. No tiene tiempo para unir a los norteamericanos. Nunca expresó empatía con los familiares de los negros asesinados. Ni siquiera visitó a la familia de Floy, en cambio sí lo hizo Joe Biden el candidato preferido del Partido Demócrata para las elecciones quien, para sus seguidores, es un experto en política exterior con décadas de experiencia en Washington, y un dotado orador, cuyo encanto llega con facilidad a la gente común.
Aún así, quién quita que quieran votar al controvertido presidente Donald Trump, quienes aún siguen deslumbrados por sus rasgos narcisistas de hombre que salió el mundo empresarial y del espectáculo para subirse al escenario de la Casa Blanca con ansias de poder y promesas de seguir alimentando el sueño americano, a costa de expulsar a miles de inmigrantes sin compasión alguna, o de apañar los más alevosos crímenes racistas que recuerde la historia.




