Opinión

Trump entrampado en su propia trampa.

Por  Margarita Pécora   –

Uso este  retruécano, es decir esta figura retórica,  para  acentuar  lo que es una realidad: Donald Trump  ha quedado  atrapado en su propia emboscada económica… La obsesión del magnate republicano con los aranceles, su guerra declarada contra las importaciones y su política de presión económica han llevado a EE.UU. directo al aislamiento.

El mundo reaccionó, contraatacó, y ahora EE.UU. es el gran perdedor en su propia jugada de poder. La potencia del Norte ha caído en un verdadero desastre. Basta con mirar hacia atrás y recordar lo que alguna vez fue Estados Unidos: el epicentro del comercio global. Pero ahora, su economía se hunde en una crisis de aislamiento internacional.

¿Quién es el responsable de este  declive?   Ningún otro que Donald Trump con  sus políticas arancelarias  que  han convertido al país en un paria económico, alejándolo de sus aliados estratégicos y fragmentando su influencia en el comercio mundial. Y todo por  haber elegido el camino  retorcido de la confrontación comercial, las sanciones y las presiones,  en lugar de la cooperación por la vía diplomática.

Uno trata de entender  y se pregunta como muchos tal vez: ¿Tiene lógica  esa política agresiva de imposición de aranceles?   Probablemente para   el pensamiento  proteccionista  de  Trump   es lo justo.  Según sus declaraciones,  el mandatario republicano ha insistido  en que  EE.UU. ha sido víctima de acuerdos comerciales injustos, argumentando que el país pierde dinero mientras otras naciones se benefician sin pagar lo que él considera justo.

En su retórica, ha señalado que las tarifas impuestas a productos extranjeros eran una forma de corregir este desequilibrio.   Para combatir  lo que él describía como prácticas comerciales injustas  aterrizó con   el Nacionalismo económico   haciendo uso   de aranceles como herramienta, lo cual    encajaba  perfectamente  con  su  discurso «América First», que buscaba mostrar a   la  base electoral,  que estaba protegiendo empleos estadounidenses. Pero  parece que el camino no era por ahí.

Con  esa  La lógica de la política arancelaria,   Trump   hizo una combinación de proteccionismo, negociaciones de poder y una visión de nacionalismo económico. Pero creo que se le fue la mano, y exageró, apretó demasiado la tuerca y es ahora  que los medios  lo apuntan con el dedo por  haberle provocado un daño económico grande a  la nación norteamericana.

¿En qué se equivocó Trump?   No hay que ser  súper experto  para  darse cuenta que el magante         republicano  argumentó que los aranceles elevados a productos extranjeros ayudarían a revitalizar sectores industriales estadounidenses, especialmente manufactura y acero, al reducir la competencia de importaciones más baratas, pero,  Trump se equivocó al subestimar los efectos secundarios de su política arancelaria porque la reacción no fue la esperada y tuvo múltiples consecuencias negativas:  Los aranceles elevaron los costos de productos importados, lo que llevó a un aumento en los precios para los consumidores estadounidenses. Como siempre  el golpe  lo   terminó  dando en el  bolsillo de  la gente.

En lugar de fortalecer la economía doméstica, esto generó una inflación en bienes clave como electrónicos, automóviles y productos de manufactura. Pero no se salvaron  de ese   golpazo, las empresas estadounidenses, muchas de las cuales  dependen de insumos importados para fabricar productos dentro del país. Al encarecer esas materias primas, los costos de producción subieron y algunas industrias tuvieron que reducir personal o trasladar operaciones fuera de EE.UU. como  nos gusta hablar con ejemplos. Mencionamos algunas de las empresas afectadas:

Tesla, Aptiv y Penske Automotive: Estas compañías, vinculadas a la industria automotriz y de autopartes, dependen en gran medida de importaciones desde China y Europa, lo que las expuso a los aranceles y encareció sus costos de producción.

Stanley Black & Decker: una  empresa de herramientas y productos de exterior tuvo que aumentar los precios de sus productos debido al impacto de los aranceles en sus costos de importación.

General Motors y Ford: Ambas automotrices reportaron pérdidas  debido a los aranceles, con GM estimando un impacto de hasta 5.000 millones de dólares en sus cuentas anuales.

Electrolux, Logitech y Diageo: Estas multinacionales abandonaron sus metas de crecimiento debido a la incertidumbre generada por los aranceles y la caída en la demanda de sus productos.

A esto hay que sumarle  las  Represalias comerciales  de China,   de  la Unión Europea y  de  otros países afectados, que  tuvieron que aplicar sus  contramedidas,  impusieron sus propios aranceles a productos estadounidenses.  Y  esto afectó a exportadores clave como los agricultores, quienes vieron reducirse drásticamente sus ventas internacionales.

Analistas que siguen de cerca el tema,  ya hablan de  Desaceleración del comercio global  y  destacan  que la incertidumbre sobre el comercio,  llevó a una disminución en las inversiones y afectó el crecimiento económico en varios sectores, porque  los efectos no se limitaron a EE.UU., sino que impactaron a sus socios comerciales y generaron una pérdida de confianza en el país como un actor confiable en el comercio internacional. ¿Quién va a mirar confiado  ahora hacia el mercado estadounidense  con estas políticas erráticas,  agresivas,  o represivas que alejan   en lugar  de atraer  a los inversionistas foráneos?

¿Y qué consiguió   Trump con este  arancelicidio? Bueno, darse un tiro en el pie, porque  ha sido tan contraproducente, que  en lugar de presionar a otras naciones para negociar mejores acuerdos con EE.UU., la estrategia de Trump motivó a países a buscar nuevas alianzas. China fortaleció su influencia en América Latina,  y Europa diversificó sus relaciones comerciales con Asia, dejando a EE.UU. más aislado.

Cabe recordar la reciente gira de Xi Jinping por el sudeste asiático, que incluyó visitas a Vietnam, Malasia y Camboya,  con el  objetivo fortalecer los lazos comerciales y políticos en medio de las tensiones generadas por la guerra comercial con Estados Unidos. Xi firmó  nada menos que 100 acuerdos de cooperación en áreas como inteligencia artificial, comercio, transporte y agricultura, destacando la importancia de la colaboración regional.

¿Qué nos está diciendo esto? bueno,  que los chinos  son muy previsores,  que saben    anticiparse  a los acontecimientos  como puede  ser  la jugada   tramposa de Trump con Pekín.

Como se puede apreciar,  la administración Trump estaba obsesionada con el déficit comercial de EE.UU., especialmente con China. La idea era que al imponer tarifas a productos extranjeros, se reduciría la cantidad de bienes importados y, por ende, el déficit.  Pero se le fue la mano al republicano  metiendo presión sobre socios comerciales,  porque los aranceles los aplicó a países clave con la intención de presionarlos a renegociar acuerdos comerciales que, según él, eran desfavorables para EE.UU.

En resumen, Trump apostó por una estrategia de confrontación en lugar de cooperación, y la reacción del mundo mostró que el proteccionismo extremo puede tener efectos destructivos.

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