TOMAS DEL COMPARE: Crecen “huertas traspatio” agroecológicas por la soberanía alimentaria.

Por Gabriel Russo –
Agente promotor de ProHuerta es la labor que desempeña Tomás del Compare, quien describe a Comunas en qué consiste esta actividad que se inscribe en la batalla contra el hambre y alcanza mayor relieve tras la pandemia global del Covid-19, sumado a los coletazos de la guerra en Ucrania y el alza de precios, haciendo que la economía hogareña se complique aún más.
¿Qué es ser un agente promotor de ProHuerta?
En mi caso, coordino el Programa acá en el AMBA. ProHuerta es una política pública que lleva más de 30 años desarrollándose de conjunto con el Ministerio de Desarrollo social de la nación y el INTA-; en todos estos años se ha ido armado una red de promotores /as voluntarios que trabajan en todo el país, promoviendo la autoproducción de alimentos . Junto con los técnicos/as del programa, contratados o trabajadores del INTA, son casi más de 9 mil promotores, la mayoría por supuesto siempre mujeres que le ponen más garra a esta actividad, desde huertas familiares, comunitarias, escolares, etc.
El ProHuerta es un programa que se plantea el desafío de seguridad y soberanía alimentaria esto es posible acá en la Argentina?
Si, no es algo que se consigue de un año a otro, de hecho es un programa que tiene sus vaivenes en las definiciones políticas, pero es uno de los pocos, casi único que tiene 30 años de existencia, van pasando los gobiernos y se sostiene. Creo que hay una clara apuesta que es una herramienta fundamental para alcanzar ese objetivo.
Después, el mercado no termina de asignar los recursos en algo tan vital como es la alimentación y el Estado tiene que estar promoviendo distintas herramientas como la seguridad y la soberanía alimentaria que es el derecho de los pueblos a decidir qué comer, cómo, quiénes lo producen y alcanzar una dieta mínima.
Siempre se dice que Argentina produce alimentos para 400 millones de personas, y tenemos 40 y pico de millones de habitantes ; uno no entiende cómo hay hambre en la Argentina.
En realidad produce commodities exportables para 400 millones de personas, no comemos porotos de soja, en volumen son alimentos que se transforman en productos balanceados, pero la mayoría se exporta-precisó-. Hay que buscar un equilibrio en las exportaciones.
Los alimentos políticamente hablando, es territorio de la oligarquía que fija los precios, etc…
Por eso es tan importante promover la producción de alimentos- indicó Tomás y argumentó:
ProHuerta está en todo el país y en cada rincón tratamos de que aunque sea en un pequeño espacio el ProHuerta te da la semilla, capacitación, asistencia técnica, animales (pollos, ponedoras para formar una cría de gallinas ponedoras). Es una parte del camino.
¿Esas son las denominadas huertas traspatio?
Se conocen así, claro, huertas en el fondo de la casa, hoy la Ciudad crece más y van quedando menos traspatios porque también es muy difícil el acceso a la vivienda, lo que antes era un patio o jardín, hay dos o tres generaciones viviendo en un mismo lote-significó-
Nosotros apuntamos a sectores con derechos más vulnerados en la alimentación- aclaró el coordinador del programa-, y vemos cómo desarrollar tecnologías que no sean dependientes de insumos, o sea que la gente no tenga que comprar cosas para hacer la huerta, pero a la vez en espacios cada vez más reducidos.
Hoy uno de los pilares de la huerta orgánica es la elaboración del compostaje (residuos orgánicos de cáscaras, verduras), para generar abono. Eso es casi el 40 % de la basura que tiramos. Pudiéramos generar políticas públicas para sacarnos el 40 % de los basurales.
Ustedes enseñan a cultivar pero sin agrotóxicos, imagino…
Sí, la propuesta es de una huerta orgánica, agroecológica, con mucha biodiversidad, no solo cultivar lechuga o tomate, sino que el kit de semillas que repartimos tiene unas 15 variedades, también aromáticas, medicinales y apoyamos el control biológico de insectos que no son tan benéficos para la producción.
¿Van a las escuelas, a las Sociedades de Fomento también?
Trabajamos con las escuelas más que nada apuntando a la formación de los docentes, para que la huerta sea una herramienta pedagógica, trabajamos en municipios con los inspectores también para que ellos después en el contexto del aula puedan plantear un “aula a cielo abierto”, lo mismo en sociedades de fomento, iglesias, nos van contactando y vamos tratando de acompañar.
Consultado sobre los novedosos sistemas de hidroponía, Tomás señaló:
El INTA los investiga y comparte la información que va generando, pero desde ProHuerta por ahora no lo desarrollamos porque es costoso y requiere generar una infraestructura. En un momento la FAO acompañó un proyecto hace unos años con hidroponía pero no prosperó porque hay que comprar los fertilizantes, y lleva un proceso tecnológico muy exigente para los sectores que trabajamos.
¿Cuántas huertas tienen controladas?
Llegamos a casi 600 mil huertas en todo el país, las medidas varían mucho desde 10 x 10 (fondo de una casa), que puede abastecer de alimentos frescos a una familia tipo.
Hoy trabajamos con huertas en macetas, contenedores, huertas verticales, donde las posibilidades de abastecimiento son menores pero es un ejercicio que también genera mucha conciencia sobre qué comemos, cómo, quién los produce lo cual es muy importante en esta discusión sobre el tema de los alimentos que nos tenemos que dar en la Argentina.
¿Tienen ustedes el apoyo suficiente del Estado para su labor, o hace falta más?
Es un trabajo grande, siempre falta más y los recursos son finitos. Vemos que cada vez crece la población que busca mejorar la calidad de su alimentación, tomando conciencia. Es una tarea que siempre nos queda chica. En el AMBA repartimos 70 mil kit podrían traducirse en muchas más huertas porque los vecinos se los dividen y comparten, pero huertas comunitarias que cumplen un rol importante en el acceso a la tierra tienen su fondo. El Estado reconoce esta tarea- aseguró Tomás del Compare, al finalizar su charla con Comunas.