
El proyecto de la derecha con Macri y Vidal estaba planificado para doce años. Dos presidencias de Mauricio y una de Vidal servían al sistema para cambiar la historia.
Empobrecer a los argentinos, achicar el estado y darle una lección a cada argentino para que no vuelva a votar al peronismo y se olvide de la justicia social, independencia económica y soberanía política como en los principios del siglo 21 era el objetivo.
Al segundo mes del gobierno del hijo de Franco, los doce años se transformaron en ocho y
aquellas figuras del partido justicialista avisaban: nos vemos en el 2023.
Pero todo es cuestión de tiempo. Las crisis externas e internas avejentaron a Macri y acortaron el proyecto. Hoy se juega semana a semana para poder llegar a ser reelegido. Como todos los índices económicos fueron, son y serán negativos, la estrategia amarilla se proyectó sobre los supuestos casos de corrupción. Para lograr derrotar la imagen del gobierno k, los medios, como grupos de tareas con sus falsas noticias, los diputados dando luz a las auto-profecías cumplidas y la “justicia” inventando causas fueron el sostén del frente oficialista.
Todo iba bien. Cristina era la que se había robado todo, los bolsos eran los artículos de cuero más mencionados en los medios y la economía a pedir de boca del imperio. En el 2017 Cristina cae derrotada ante nadie y todo hacía suponer que el proyecto de ocho años se iba a cumplir.
Pero todo no puede ser. Los tiempos se aceleraron. De una galera surgió el caso de los aportantes truchos y Vidal contra las cuerdas. El poder tenía la causa cuadernos, sin cuadernos pero con fotocopias, para lanzar por estos días. Los aportantes truchos hicieron adelantar a los cuadernos. Vidal salió indenme de los aportes pero hizo adelantar en demasía a los cuadernos. Para colmo de males el superagente 86 D’Alessio y “Sigfried” Barreiro complicaron la situación amarilla y los cuadernos ya no tiene quien les escriba.
Las causas contra Cristina se van cayendo de a poco. De diez quedan ocho. Todo es cuestión de tiempo. Hoy el fiscal amarillo se transformó en rebelde y resiste a más no poder. Sabe que si cae, arrastra a William Boo Bonadío, y si esto sucede se lleva puesto al gobierno. Por eso se sigue avejentando el presidente. Ofertó la vicepresidencia al radicalismo y estos tardaron una hora en decir, no gracias.
El proyecto de la derecha está en problemas. Macri viene en caída libre, Lavagna no arranca y Cristina, según una alta fuente amarilla no irá presa. Otra fuente de cambiemos no se cansa de avisar que el caso Brasil con Lula no se repetirá en la Argentina.
Mientras tanto Cristina sigue callada y aumentando en las encuestas. En el GBA el promedio de ventaja sobre el prescidente es de 50 puntos. No existe provincia donde gane Cambiemos con cierta comodidad. Solo Larreta está contento y Vidal sigue adelante pero no la tiene nada fácil. Todo es cuestión de tiempo. Las causas se irán cayendo, el espacio amarillo también y falta una decisión política, libre de egoísmos y miserias, para dar por finalizado la peor gestión de la historia argentina. Todo es cuestión de tiempo.