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Opinión

TNT EN SUS MANOS

Por Wally Crock.

Se agitó el avispero. Una chispa fue el detonante en el polvorín, donde a riesgo de arruinarles el final debo decir que terminó pasando lo que se esperaba.

Los hechos. Hebe de Bonafini le envió una misiva a Alberto Fernández en la que dice que en el acto por el 9 de julio “sentó en su mesa a todos los que explotan a nuestros trabajadores», y por este motivo las Madres se sienten «agraviadas y heridas» por el trato que el Presidente le dispensa «a los saqueadores del país», muchos de los cuales «secuestraron a nuestros hijos».

En resumidas cuentas, Alberto le contestó con otra carta en la que decía sentirse muy cercano desde el cariño a “Madres..” y que hay que apostar a la unidad, el encuentro. Es raro encontrarlo tambaleando al Presidente y no cediendo algo de razón en su extenso tendal de exposiciones públicas.

Hebe dijo en una radio que si bien la respuesta no le convenció fue muy importante sentir la devolución inmediata desde quien representa al Estado.

Podría haber terminado ahí, pero no. El ex ministro Julio De Vido salió a apoyar la primer misiva de Hebe contra los amigotes del Presidente y en definitiva contra Alberto, recordemos que la noche que asumió dijo “cuando me equivoque márquenme el camino”. Lo que nunca dijo es que aunque se lo marquen él lo iba a tener en cuenta.

¿Listo? No, apareció Grabois a cuestionar a Julio de Vido y ese es el meollo de la cuestión. Porque el dirigente social del MTE acusó al ex funcionario de que por su culpa Macri llegó a ser Presidente. Detrás de él… una catarata de respuestas de compañeros para que se llame a silencio. De Vido le dijo textualmente basura, también que hacía negocios con la ex Ministra macrista Carolina Stanley, y básicamente lo resumió con una última frase: “Macri a mi me metió preso, y a vos te garpaba…cagador”.

Bueno la discusión siguió pero habrá tiempo para desandar esos comentarios, sin embargo buscamos un momento reflexivo o de análisis en esta editorial.

Víctor Hugo Morales comenzó a arremeter contra el Gobierno nacional diciendo que estaba muy cerca de hacer un bollo sus ilusiones porque las promesas de estatizar Vicentin estaban lejanas, la del impuesto a la riqueza dormía el sueño de los justos, y encima Fernández participaba del Grupo de Lima, que comete un intervencionismo severo frente al Gobierno venezolano.

El relator dijo “ojalá en unos días haya un acuerdo con los acreedores porque de no ser así vamos a sufrir un hostigamiento tan duro que van a empezar a acusar a Argentina de todo, inclusive de una dictadura o que limita la libertad. Todo por no ser complaciente con Estados Unidos, lo vivimos con Cristina. No sea cosa que el Presidente que participa de un grupo que atosiga a un país que le hace frente a Estados Unidos, como Venezuela, termine siendo también juzgado”.

En realidad hay un principio de razón, es decir, ser “moderado” puede ser beneficioso en un principio pero después…

A todo esto, hasta el momento con el freno del impuesto, los permisos que se le dan a la Ciudad, pasar de decir esto es lo que podemos pagar o nada a hacer una oferta considerable por el establishment económico, no intervenir en serio en una empresa que se nos rió en la cara; digamos que no tienen que quejarse de que el peronismo lo critique por ser moderado, porque hasta ahora siempre moderó para el mismo lado.

¿Qué va a pasar si no se produce un acuerdo con los bonistas? ¿Si crece el número de infectados de Coronavirus?.

Su prensa amiga lo va a salir a matar, y el electorado que lo votó comienza a dar su descontento.

Si la fórmula para que esto no ocurra es arreglar a cualquier costo, es estéril. Tarde o temprano sus amistades hegemónicas le van a dar la espalda.

El humorista muy cercano a Comunas, Fabián Prol, publicó una viñeta en la que un periodista le preguntaba a Hebe ¿Por qué criticó a Alberto? y ella le respondía “porque es un compañero”. El periodista insistía y le decía “¿no sería mejor criticar al enemigo?” y ella le contestaba que “al enemigo no se lo critica… se lo combate”.

No se puede estar bien con Dios y con el diablo. Ojalá que al profesor no se le escape la tortuga.

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