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Opinión

SOLO PARA COBARDES

Por Carlos Galli.

Está nota de opinión es para aquellos cobardes que me llaman para amenazarme por lo que escribo para la Agencia COMUNAS.

Lo primero que quiero decirles, es que lo que opino es absolutamente lo que siento. Si voy con los tapones de punta contra la coalición de gobierno es porque así lo siento. Soy periodista independiente. Me recibí en el mes de diciembre de 1976, en plena dictadura militar genocida. Tengo 70 años. Laburé en diferentes medios gráficos. En Ámbito Financiero, en la época de Julio Ramos, quien hacía campaña para Carlos Menem mientras que mis columnas estaban en la vereda de enfrente. Con los años, trabajé en Compendio Político que era un semanario que apoyaba al gobierno de turno. Una vez más en veredas diferentes.

Durante más de 12 años, en Editorial Perfil. Específicamente en «diario» Perfil, aunque salía y sale los sábados y domingos. En el 2010 me hicieron una propuesta la cual acepté, en TIEMPO ARGENTINO, hasta que cerró sus puertas dejando a 600 trabajadores en la calle. Estaba en un medio de mi palo, y sin embargo también fui crítico al kirchnerismo, y muchas veces mis artículos de opinión el jefe de redacción los levantaba por ser «casi opositor». Siempre firmé con mi nombre y apellido. Jamás usé un seudónimo porque desde mi juventud como Comunicador Social, lo que escribo con mi pluma me lo banco con el lomo. En los setenta fui secuestrado por un GT (grupos de tarea) de la marina. Detenido en la maldita ESMA, hoy Museo de la Memoria. Sufrí torturas aberrantes. Vi morir compañeros y compañeras frente a mis ojos, y hoy me siento la sangre de todos ellos. No interesa hoy decir dónde milité. El lector es muy sabio y sin dudas lo imagina.

A los que me amenazan cobardemente desde algún celular, dónde sale obviamente la palabra PRIVADO, les pido que tengan los testículos de poner el número telefónico ¿o son extremadamente cago….?

Desde los 17 años que pongo el pecho cuantas veces hizo falta. Desde la vuelta del General Perón aquel día en Ezeiza, en adelante perdí la cuenta de cuantas veces la muerte me pasó cerca.

Aún en un gobierno democrático me persiguió la terrorífica Triple A.

Muchachos, ustedes creen que después de lo que he pasado por ser un militante del campo popular, PERONISTA hasta el tuétano. Pero peruca como lo quería la entrañable Evita, revolucionario. Porque la abanderada de los humildes dijo: «El peronismo será revolucionario o no será nada». ¿Lo recuerda estimado lector?

Soy un granito de arena, en un inmenso desierto. No me mueve ningún ánimo rencoroso. Soy y seré crítico tanto del oficialismo, como de la paupérrima oposición. Una derecha retorcida y recalcitrante. Represora y autoritaria. Estoy acostumbrado que me insulten y me amenacen por izquierda y por derecha. Cómo no soy «gorra», nunca denunciaría estos llamados cobardes y anónimos. Tampoco intervendría mi celular para detectar esos llamados, que la verdad no me mueven un pelo. No duran más de veinte segundos, quizás para que no sean localizado. Por mí pueden «persuadirme» por horas. Expresan solamente, que me deje de joder. La verdad, esgrimo que no lo voy hacer. Voy a seguir jodiendo, al menos que el Director de Comunas, levante mis notas de opinión. Conociéndolo, jamás lo hará.

El momento de dejar de opinar será cuando mi cabeza no me permita pensar. O cuando ya mi cansada vista no me permita ver, o mi mano derecha padezca artritis o artrosis, o el «alemán» (Alzheimer) llegue a mi cuerpo.

Seguramente los «guapos» que me amenazan, tal vez ni siquiera me conocen, por eso en mi nota de opinión que hoy es autorreferencial irá con mi foto, así cuando me sigan amenazando por lo menos conozcan mi rostro.

Lo segundo que quiero decirles a los «valientes» telefónicos, es que no vivo de mi profesión. Estoy jubilado y trabajo en una empresa importadora. No recibo sobre de nadie, y aunque pueden dudar, tampoco tengo un sueldo ni me pagan por mis notas. Lo hago por el enorme respeto que tengo por un compañero que es el Director de COMUNAS, que cuando no tenía casi ni para comer me dió sus dos manos. Mi forma de devolver tamaña «gauchada» en aquel tiempo, es escribir para sus medios sin pedirle nada a cambio. Ya me pagó con creces cuando me ayudó, mientras que todos aquellos que consideraba mis compañeros me cerraron todas las puertas.

Finalmente, si quieren seguir con sus amenazas sigan. Mis oídos están para escucharlos.

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