Sociedad

Silvio Rodríguez se presenta hoy en el Movistar Arena.

El autor de "Ojalá", "El Necio","El unicornio azul",entre otros, visitó a Cristina Kirchner, y fue reconocido en Moreno con el pañuelo de Abuelas y el guardapolvo de "Maestro del Pueblo".

La titular del PJ recibió al cantautor cubano, que se encuentra de gira por Latinoamérica, en su departamento de Constitución.

Silvio Rodríguez se acercó al departamento de San José 1111, donde Cristina Kirchner se cumple la condena proscriptiva de la Corte Suprema, acompañado de Niurka González, flautista y compañera de Rodríguez. «Fue muy lindo recibirlos y conversar con ellos. Gracias Silvio por la visita, por tu apoyo y por tu solidaridad«, resumió la dos veces presidenta de Argentina.Cristina Kirchner junto a Silvio Rodríguez

. Imagen: Gentileza

 

Todo sucedió en el centro cultural La Chicharra, ubicado en el barrio San Norberto de la localidad de Cuartel V, el barrio donde creció la intendenta y aprendió «a construir y militar comunitariamente», según contó conmovida. Entre las muestras de cariño y emoción se recordó que el acto «significa un homenaje a la memoria, la cultura, la educación, la organización popular y la promoción de la cultura solidaria que caracterizan al pueblo morenense». El momento más esperado de la jornada, claro, llegó cuando Silvio Rodríguez ofreció un mini recital para los presentes.

Por Abuelas, la «tía» Gladys Salazar -integrante de la comisión directiva de Abuelas de Plaza de Mayo- entregó a Silvio una remera de la campaña #SoyDeAbuelas y un pañuelo que le corresponde, dijo, «por sostener con tu poesía nuestra lucha». Silvio recibió también un libro sobre de la historia del gremio docente y otro sobre la histórica dirigente Stella Maldonado.

Antes de interpretar “El colibrí y la flor”, el artista compartió una anécdota personal: “La primera canción que yo me aprendí la cantaba mi abuela, que nació en el siglo 19, y después la cantaba mi madre”. Para el cierre llegó “Rabo de nube”, todo un himno del cantautor cubano.

Mostraron lo suyo también los chicos y chicas de la orquesta y el ballet municipal, sostenidos por un programa que busca garantizamos el acceso a formación artística bienes culturales como instrumentos musicales, como un apolítica pública.

Cuatro décadas pasaron de la llegada a la Argentina de los embajadores de la Nueva Trova Cubana.

Silvio Rodríguez en una imagen de 2009; el trovador cubano se presenta este fin de semana en el Movistar Arena

La canción “Unicornio” es muy clara. Silvio Rodríguez lo ha explicado decenas de veces. Dijo que él tenía un unicornio, que era de color azul, que se le había perdido y que pedía a cualquiera que tuviera información, que lo ayudara. Pero como toda buena canción de las que tiene en su repertorio, ésta ha tomado vida propia y eso significa que cada uno pudo darle el significado que quiso (o, sobre todo, que necesitó). “Lo más interesante que tiene esa canción es la capacidad de participación que convoca. Para cada persona, es su propio unicornio y me parece que es justo que así sea”. Esto también lo ha dicho algunas veces, pero lo que tiene de particular, en la víspera de una nueva visita a la Argentina –el 11, el 12 y el 21 de este mes cantará en el Movistar Arena– es que con aquellas textuales palabras lo explicó hace cuatro décadas, en la primera visita que hizo a la Argentina.

Este fin de semana, vuelve con toda su historia, con sus viejas canciones, con las más recientes, esas del siglo XXI que publicó en su último álbum; con canciones prestadas de otros grandes que fueron estandartes de la Nueva Trova (Vicente Feliú, Noel Nicola y Pablo Milanés) y con una banda que lo cobija.

Silvio Rodríguez promete un concierto sin pantallas, a pura canción
Silvio Rodríguez promete un concierto sin pantallas, a pura canción

Nacido como Silvio Rodríguez Domínguez hace 78 años, en San Antonio de los Baños, Cuba, no ha perdido las mañas ni cierta mordacidad que, en este caso, tiene que ver con la defensa sincera de la palabra y la melodía. La promoción del espectáculo advierte al público con un mensaje: “Importante: este será un concierto para entregarse al arte musical a través de la canción, por lo cual no usaremos pantallas laterales. Gracias por su comprensión”. Con esto no solo quiere decir que su imagen no estará amplificada a cada lado del escenario sino que, realmente, se apuesta a algo que ha caído en desuso, el protagonismo absoluto de las canciones.

De algún modo, eso, aunque no sea una decisión deliberada, conecta (al público y al trovador) con aquellos tiempos en los que inauguraba sus visitas a nuestro país. Hoy usa unos enormes auriculares para tener un buen retorno de su voz. En aquel tiempo, para tener la certeza de su afinación, tapaba su oído con la mano. Hoy, sigue llevando su mano a la oreja, pero cuando el sonido de su voz se mezcla con el gran coro que el público, de cualquier país donde se presente, canta de principio a fin canciones emblemáticas, como “Ojalá”.

“‘Ojalá’ es una canción que le hice a una novia que tuve cuando yo estaba en el servicio militar. Tenía 18 años, nos dejamos de ver y luego de cuatro o cinco años me salió esa canción, por la idea esa, obsesiva, que tenía del recuerdo y la añoranza de aquella relación que fue muy linda”, contaba Silvio, hace más de cuatro décadas, durante una entrevista con Liliana Daunes, previa a los conciertos que había dado por primera vez en Buenos Aires, junto con Pablo Milanés.

Era abril de 1984 y el furor por la música de la trova cubana, a pocos meses de recuperada la democracia en la Argentina, hizo que las siete funciones inicialmente programadas en el Estadio Obras, terminaran convertidas en 14. Aquel recinto del básquet vernáculo que se perfilaba como templo rockero recibió en ese tiempo a dos embajadores de una canción que, por estas pampas y hasta ese tiempo, se escuchaba en discos o casetes grabados, medio a escondidas.

Como un embajador

En Cuba, el proceso que significó la Revolución del 59 llevaba un cuarto de siglo de gestión. En sus primeros diez años se gestaron movimientos como el de la Nueva Trova. Y si bien Silvio Rodríguez no fue su único referente, fuera de la isla se convirtió en uno de sus principales embajadores.

Sobre el escenario del Estadio Obras, Milanés se encargaba de verter su un repertorio que tenía tanto de obra poética como musical, porque el sonido de su grupo, el tipo de canción que interpretaba y los arreglos musicales, conformaban un frondoso paisaje latinoamericanista. Silvio, en cambio, solo con su guitarra, era el más exquisito juglar. “Fuimos herederos de una trova que había existido desde mediados del siglo XIX y atravesado diversas etapas. La nueva trova no es más que los muchachos de mi generación que nos toca agarrar la guitarra en pleno proceso revolucionario”, ha dicho en otras entrevistas más recientes.

Los conciertos se convirtieron en un testimonio discográfico, repartido en dos volúmenes de unas diez canciones cada uno, que fue presentado simplemente como Pablo Milanés y Silvio Rodriguez, en vivo en Argentina. Además de una estructura central con las canciones de Pablo y las de Silvio, y un final compartido, a modo de bises, con títulos como “Yolanda” y “Óleo de mujer con sombrero”, hubo invitados en distintas noches, como Víctor Heredia, el Cuarteto Zupay, Antonio Tarragó Ros, César Isella, Piero y León Gieco. Por otra parte, Canal 7, por entonces llamado Argentina Televisora Color (ATC) hizo un programa especial en el que además de transmitir completo uno de los conciertos, agregó inserts con las entrevistas de Daunes a los protagonistas.

Fuente. AGENCIAS

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba