
El MACRISMO, es como un vulgar semáforo en amarillo. Hay que tener mucha precaución y sumo cuidado. Enseguida se pone en rojo, y es cuando comienza el peligro para los ciudadanos y ciudadanas de la REPÚBLICA. El Macrismo, en su máxima expresión, es sinónimo de capitalismo salvaje. Es sinónimo de soledad del PUEBLO. Es el abandono total de la clase trabajadora. Está absolutamente alejado de las causas populares. Es el enemigo de la masa sudorosa. Está alejado de los ancianos, de la asistencia, de los pibes y pibas que viven en la pobreza y en la indigencia. De los jubilados/as.
El Macrismo es sinónimo de represión, a tal punto, que estoy convencido que si pudiera, formaría Fuerzas Armadas privadas.
Es aliado incondicional del imperialismo yankee, con quién, sin dudas, tiene y tendrá, relaciones carnales. También se abraza a todos los países del viejo continente, dónde gobierne la extrema derecha reaccionaria y rancia, y el neoliberalismo irracional.
El Macrismo apoya desde todos los ángulos, a los mercados financieros.
Es un ferviente enemigo de los DD.HH., y cuando fueron gobierno, expresaron que eran un vil negocio del progresismo.
El Macrismo (PRO y sus aliados), es el enemigo de pura cepa, más allá que somos conscientes que el Frente de Todos, no es una panacea.
El enemigo, no el adversario, es todo aquello que rodea al Ingeniero amarillo Mauricio Macri, a Patricia Bullrich la ex Montonera traidora, al tibio Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Rodríguez Larreta, como también, el centenario partido radical. y la COALICION CIVICA, y su principal dirigente, la Dra. Carrió, fundadora del PRO y que en su juventud, laburo para la última dictadura militar genocida.
Todo esto y mucho más, me recuerda a las épocas de nuestro General Perón, que tuvo que enfrentar a la UNION DEMOCRÁTICA, encabezada por Tamborini – Mosca. Que recordemos, perdieron las elecciones por un campo.
Hoy los grupos hegemónicos están alineados al Macrismo y a toda esa nefasta caja de Pandora, con comunicadores sociales, que parecen más mercenarios que periodistas.
Estimados lectores y lectoras, cuidado, que el semáforo está en amarillo, no esperemos que se ponga en rojo, por si eso ocurre, vuelven. Y vuelven peores que antes.