En 1973 Henry Kissinger, secretario de estado norteamericano y vocal del club Bilderberg, hablaba del nuevo orden mundial. Para esos días el Plan Cóndor, estaba en marcha. El plan sistemático de desaparición de personas había hecho su debut en Chile. La idea fue una creación Henry refrendado por el presidente Richard Nixon.
Estados Unidos de Norteamérica estaba en plano plan de expansión y conquista imperial. Precisaba las riquezas de los territorios sin el costo político y económico de las guerras. El club Bilderberg, creación del grupo Rockefeller, aglutinaba a lo más granado del empresariado mundial y se hallaba en pleno crecimiento bajando el costo laboral. Tanto el club como el imperio coincidían en Kissinger y en el dominio de América Latina tal cual la doctrina Monroe lo aconsejaba.
En el transcurso del Plan Cóndor, llega el 24 de marzo de 1976. El proceso se impone en la Argentina. El objetivo para la opinión publicada era la seriedad y el trabajo combatiendo a la subversión. Para los grupos económicos y los Estados Unidos era imponer la economía de libre mercado que destruya la industria nacional. Para los dos bandos era necesario el aniquilamiento de la subversión. Por su parte, el club celebraba todo lo que tenía que ver con la reducción poblacional con lo cual Kissinger con un plan ideado por él favorecía a sus dos jefes Nixon y Rockefeller.
Entrados los ochenta toda América Latina sangraba. Se lloraba por la pobreza y todos con una deuda eterna. Había empleo, pero era la obtención de un mendrugo y nada más. El poder concentrado sonreía, el imperio también y los muertos y las lágrimas las ponía el pueblo.
Pasó el tiempo, América Latina tuvo unas vacaciones de 12 años con gobiernos populares y hoy la dictadura del mercado volvió a sonreír.
La actualidad nos pinta una Argentina manejada por un gobierno de ocupación, pro- estadounidense y entreguista. Hoy Henry Kissinger, con 94 años, maneja el grupo Bilderberg y sigue aconsejando la reducción poblacional y el libre mercado. Hoy Estados Unidos con un modelo proteccionista sigue siendo imperial con el FMI como fuerza de choque en Occidente y con guerras de ocupación en Oriente. La pobreza y la entrega hacen de Latinoamérica un continente injusto, y Asia un bloque terráqueo con olor a pólvora y muerte. Kissinger, autor ideológico del Plan Cóndor y de la muerte de Aldo Moro, sigue teniendo poder y Argentina al igual que el proceso sigue de rodillas. Las fuerzas armadas siguen dando vergüenza. Macri nos quiere convencer que los uniformados controlarán el narcotráfico, así como los procesistas hicieron lo propio con la subversión. En ambos casos, el objetivo fue y es consolidar un plan económico liberal que sustente la sonrisa de las minorías y que otorgue tristeza y pobreza por décadas a las mayorías. Otra vez, las fuerzas armadas sirviendo a la oligarquía como en casi toda su historia. Otra vez los muertos lo pondrá el pueblo.
