SANGRE Y ARENA

Por Carlos Galli.
El título de esta nota de opinión hace referencia a una película que tuvo dos versiones. La primera protagonizada por Rita Hayworth y Tyrone Power. La segunda, con más contenido erótico, la realizaron una pareja explosiva. Sharon Stone y Christopher Rydell. ¿Las recuerdan?
¿Qué tendrá que ver esto con la política argentina?, preguntarán los lectores.
Mucho. Con una «pequeña» diferencia. La arena la reemplazamos por barro.
Los barrios pobres, los asentamientos, las villas miserias, aunque quieran cambiarle el nombre, tienen sus calles de barros, techos de chapas y paredes de cartón. No tienen cloacas, ni agua potable. Barro y sangre. También lágrimas, dolor, angustia, tristeza. Desesperanza, depresión, desesperación, y muchas veces sangre de inocentes, que mueren por el robo de un celular, una par de zapatillas o una mochila.
Sangre que todos los días riegan las calles del país, porque para el Ministro de Seguridad de la Nación, el sínico Aníbal Fernández, es solamente una sensación.
La sangre de niñas y mujeres violadas por muchos degenerados, que «gracias» a la pandemia, el Gobierno los liberó para que sigan con sus violaciones.
Nos venden que la Patria es el otro. Y qué somos un país igualitario. Imposible creerles. Cincuenta por ciento de pobres y cinco millones de indigentes, nos muestran claramente que de igualdad, cero.
La dirigencia política forma un clan distinto, diferente. Una casta que se siente elegida por los dioses del Olimpo. Y parecería que no se dan cuenta que son simples MORTALES, con una dosis de poder, que felizmente tiene fecha de vencimiento.
Son como los sepulcros blancos y limpios por fuera, pero por dentro llenos de miserias y podredumbres.
Son ciegos guías de ciegos. Son como dijo Nuestro Señor JESUCRISTO, generación de víboras. ¿Hay excepciones? Si, muy pocas. Extremadamente pocas.
Estamos en un rodeo, como en los filmes mencionados. El torero, lo representan los políticos y las políticas. El moribundo toro es el pueblo, que «muere» con las astas que el torero de turno, clava en el cuerpo de la sociedad, mientras los amigos del poder aplauden desde las gradas. Sangre, arena y barro.
Muchos lo comparan al Imperio Romano, pan y circo. Gracias a la Coalición de Gobierno y a la nefasta oposición, solo queda el circo. El pan desapareció de la mesa de millones de hogares. Y pensar que prometieron asado para todos y para todas, (para que no me juzguen por no utilizar el lenguaje inclusivo). Prometieron heladeras llenas, y lo único que hay con un poco de suerte es luz, que la muestra vacía, o con botellas llenas de agua de la canilla.
Sangre, arena y barro.
Sangre que estos políticos y políticas jamás derramaron por el pueblo. La única arena que conocen, son las de las playas de Miami. Y el barro nunca lo pisaron, y si lo hicieron fue solamente en campañas, que son de cuarta y berretas.
Son soberbios, vanidosos, incompetentes, engreídos, cínicos. Hipócritas. Obsecuentes, charlatanes.
Egoístas, con doble moral y todo lo miden con doble vara.
Volvieron. Y volvieron peores que antes.
Sangre, arena y barro.
Si no pensas como ellos sos el enemigo. La diferencia conmigo, es que yo daría MI VIDA para que pienses como quieras. En cambio ellos, si pudieran me matarían. Esa es la «pequeña» diferencia entre ellos y yo.
Sangre, arena y barro.
Para finalizar expreso: Para vivir en LIBERTAD, es necesario derramar sangre de PATRIOTAS. No tengan dudas, cuenten con la mía.
Si a alguien pude molestar con mi nota de hoy, les digo que lo que escribo con mi pluma me lo banco con el lomo.




