
Los medios dominantes cada vez facturan menos, tienen más deudas, poseen menos
periodistas con lo cual tienen menos patrimonio informativo, pero cada vez más obedecen a
quienes dotan de algunos magros ingresos para sus arcas editorializando las falsas noticias que
recorren el mundo cibernético.
Las redes sociales proveen de material a los medios, estos se comunican en forma instantánea
con la comunidad que precisa informarse para deformar la realidad y ésta hace trizas la vida
cotidiana de cada argentino que sufre las consecuencias de la mentira hoy llamada posverdad.
Salió en internet, es la primer respuesta que se escucha cuando una noticia no suena verosímil.
Con estas falsas noticias se construyen causas que llegan al poder judicial que sabiendo el
origen de la noticia determina la culpabilidad del acusado a través de los diarios y hace
ostentación de una justicia que solo existe en las mentes del poder.
Las megaempresas de internet acumulan información sobre cada uno de nosotros cada vez
que utilizamos la web, que ellos comercializan vendiéndola a otras empresas o a la agencia de
seguridad nacional de Estados Unidos. Una sociedad conectada es una sociedad espiada, por lo
tanto es controlada.
El gobierno de Dilma cayó gracias a los servicios cibernéticos, los llamados wikileads develaron
lo que todos sabíamos: los yanquis solo son buenos en las películas. Y el poder utiliza esta
herramienta para que las mayorías vivan en forma indigna de manera continua y solo una élite
disfrute del escaso bienestar terráqueo.
Todo Occidente, salvo honrosa excepciones, está en contra de Maduro. Todos opinan de la
mano de Donald Trump. Mañana Trump opina lo contrario y el mapa también cambia. Una
empresa norteamericana realizó un estudio sobre los acontecimientos y determinó que hubo
3700 falsas noticias sobre Venezuela y Maduro. Todas ellas en contra de Maduro.
Hoy la posverdad reemplaza a la mentira. Macri no es un mentiroso es un posverdadiano o sea
ante las mayorías pasaría como un filósofo, pero no perdamos el eje. Macri fue, es y será un
mentiroso.
Las llamadas fake news, o sea las falsas noticias, inundan las pantallas occidentales en forma
diaria. Entonces, gracias a ellas, podemos acusar a todos de todo. Por lo general, quienes se
sientan en el banquillo de los futuros culpables son aquellos que ayudaron a crecer a las clases
bajas y medias. Raro no?. Hoy en Argentina, Alberto Fernández, quizás futuro presidente, es
acusado de no pagar las expensas del country donde vive pero Macri sigue debiendo 70 mil
millones de pesos al pueblo argentino y nadie publica nada y esto no es una falsa noticia.
También el diario que publica la deuda del Alberto porteño tiene una deuda millonaria con la
AFIP y tampoco es una falsa noticia.
Por otra parte, Cristina Fernández recibe los coletazos de otra falsa noticia. Se atribuye a
Lázaro Báez una grabación donde él asegura que solo era el administrador de alguien que está arriba.
Todos los medios repitiendo esta idea y que la grabación la hiciera su abogada. Falso y
hasta estúpido creer esto. Creer que la propia abogada grabe a su cliente es demasiado. Al
margen de esta idea, la escucha en principio es ilegal y suponiendo que fuese legal quien es el
que está arriba del que habla Báez?. Porque además de Néstor, murió Muñoz o quizás sea
nadie. Lo cierto es que esa información es falsa de donde se la mire. Ahora supongamos que
sea real, que sea veraz. No es elemento probatorio, pues todos los de arriba están muertos,
con lo cual no se inicia causa alguna a alguien que no está vivo, donde la fake news solo sirve
para denostar a Cristina.
El mundo de la posverdad nos ha captado. Eduardo Duhalde supo decir que “no hay tipo más
mentiroso que un político en campaña”. Aggiornando esta cita podemos decir sin temor a
equivocarnos que no hay nada más mentiroso que la tapa de un diario. Antes la verdad era el
cuarto poder, hoy en el mundo de la posverdad, el periodismo dejó de ser el cuarto poder para
transformarse en un poder de cuarta. No le parece?.