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Opinión

REVOLUCION

Por  Kurt Winckels

La Argentina transita por el camino de una crisis inventada por el actual gobierno rumbo a un destino ya conocido, la hiperinflación. El plan de negocios que arrancó en el 2015 y que bajo la idea de un conservadurismo popular se le está yendo de las manos al futuro ex presidente.

Macri, que es Blanco Villegas, pensó que el país era una empresa y colocó tantos gerentes como precisaba para un rápido plan que tuviera como objetivo la mayor toma de ganancias en el menor tiempo posible. En ningún momento pensó en la historia, en la política y en la gente.

Como el país no es una empresa, o sea hay pobreza, conflictos, relaciones externas y demás problemas que una empresa no tiene, el barco que conduce el hijo de Franco ya chocó con el iceberg del sistema que en breve lo hundirá.

Como el modelo económico es inflacionario y recesivo nos lleva a la estanflación. O sea productos caros, bajo consumo y una sociedad apática que no tiene idea si puede o no comprar porque no sabe si tendrá o no trabajo. Mientras la estanflación es la última estación antes de llegar a la hiperinflación, el gobierno acordó con el FMI y este ajusta, vigila, controla y conduce nuestro país. La imagen de Macri baja en forma cotidiana con lo cual la derecha comienza a pensar en Vidal como alternativa.

Claro que Heidi fue atacada por el virus de la corrupción. Los aportantes truchos de la campaña 2015 difundida en un medio cibernético provocaron la hecatombe. También baja su intención de voto y también acordó con el FMI o sea están rodeados.

Mientras tanto el peronismo, en sus diferentes versiones se prepara. Ya el técnico le dijo, empezá a calentar que en cualquier momento entrás a la cancha. Y mientras se prepara, intelectuales y abogados trabajan en una nueva constitución para implementar en la Argentina de llegar al poder. Quizás volvamos a la constitución del 49, quizás sea más parlamentaria pero un hecho revolucionario se debe implementar ya que, de no hacerlo, ese futuro gobierno tampoco se consolidaría en el tiempo.

Mientras la política está en crisis en América Latina y la pobreza y la inflación hacen estragos, el planeta sigue con sus dos políticas macro que son,  la reducción poblacional y el control de la natalidad, esta vez, en estos tiempos, con el aval de las corporaciones supranacionales , las más interesadas en consolidar el nuevo orden mundial.

En la década del 70, Juan José Hernández Arregui escribía “Peronismo y socialismo”, en su página 74, Perón respondía: “ Cuál sería, para usted, el programa de fuerza revolucionaria peronista, programa práctico a aplicar desde ya?. En el mundo, actualmente, se está luchando por una revolución. Indudablemente, esa revolución está captando una serie de inquietudes, desde la terminación de la segunda guerra mundial. Las guerras, normalmente, paralizan la evolución, pero como pasa con los diques, el agua sube, al terminar la guerra, saca usted la pantalla del dique y entonces invade el torrente. Esa revolución mundial  va hacia formas socialistas. Los imperialistas, por su lado, llegan a una reflexión muy lógica, el mundo actual con 3500 millones de habitantes, tiene a la mitad hambrientos. Que sucederá , se preguntan ellos, en el año 2000 cuando la Tierra tenga 7000 millones de habitantes?, cuando en la Tierra ha habido superpoblación, los remedios han sido siempre dos, la supresión biológica ( de lo que se encargan la guerra, el hambre y sus consecuencias) o el reordenamiento geopolítico, una mayor producción y mejor distribución de los medios de subsistencia. Los imperialismos saben que su ciclo es como el del hombre: crecen, dominan, decaen, envejecen y mueren. Piensan que su solución está, en estos momentos críticos de la humanidad, en ser los salvadores, en programas donde ellos sean imprescindibles. Uno de esos programas consiste en controlar los procesos de liberación y de independencia. Llega Mac Namara a Buenos Aires y dice: “Argentina deber ser solo un país de pastores y agricultores”. Claro, están defendiendo la comida y la materia  prima del futuro. La comida, mediante el control de la natalidad, la materia prima, mediante el acopio de todos los bienes”.

Perón siempre fue un adelantado. Medio siglo ha pasado de estas declaraciones y los temas son los mismos. En el trabajo para la consolidación de un nuevo orden mundial las corporaciones siguen hablando de la reducción de población, tema que se tocó en la última reunión de Bilderberg ocurrida en junio pasado en la ciudad de Turín. Las guerras siempre son el último grito de la moda y proporcionan vidas para que las matemáticas sigan siendo exactas. Las imágenes del hoy muestran miles de migrantes asiáticos caminando, sufriendo y muriendo por cualquier lar menos por el suyo. La gente gasta algunas lágrimas en esa “pobre gente”. Otros, aquellos que observan como esa pobre gente entran  en su territorio exponen su queja con un “nos vienen a robar el trabajo” o “llegan para robar” o también les piden a sus gobiernos que no los dejen entrar. Claro que el periodismo y aquellos que hablan de “esa pobre gente” piensan y declaman que ellos son víctimas de las guerras planificadas por las familias que gobiernan el planeta. La amantes de la plutocracia persiguen como objetivo central el enriquecimiento propio, más el engrandecimiento de los países imperiales y por carácter transitivo que sus habitantes puedan seguir militando en la clase media. En una palabra, para cumplir el sueño americano debe correr sangre y mucha y aquellos que sobrevivan deben recorrer el mundo para mostrar su pobreza al tiempo que son  vituperados por aquellos que votan a quienes les destrozan sus territorios. Un ciclo que la historia no deja de detallar en forma continua.

La opinión publicada, alguna vez deberá razonar y saber que las guerras son el producto de saqueos por parte de las potencias para la obtención de riquezas y el deterioro de la humanidad con la baja de habitantes. Quienes resultan vencedores cuentan y escriben la historia para justificar tamaño genocidio. Pasó en la edad antigua, en la moderna, hoy y siempre.

Las religiones que llegaron al mundo para tratar de controlar al ser humano no pudieron con todo. A pesar de los diez mandamientos, de la prohibición religiosa de matar, el ser humano sigue maltratando su lugar de residencia, su prójimo y solo para la obtención de más dinero. Un bien que sirve temporalmente para seguir con la rueda, con el circuito del ser humano y de los  imperialismos: crecer, dominar, decaer, envejecer y morir.

Estas ideas desarrolladas por intelectuales en los años 50, refrendadas en los 70 y de plena actualidad no son comprendidas por el pueblo argentino del siglo 21. Caso contrario, no se votaría a aquellos colaboracionistas de los nuevos genocidas, las corporaciones mas Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. Los dueños del planeta que desde la mentira, la trampa y el saqueo ordenan la pobreza, la entrega y la muerte de las mayorías que habitan el tercer mundo.

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