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Reabre la espectacular tumba del faraón Amenofis III , después de dos décadas en restauración

La tumba del faraón Amenofis III reabre sus puertas tras 20 años de silencio. Así ha sido el proceso de restauración.

Una larguísima espera en el mundo de la egiptología ha llegado a su fin. Así, el 4 de octubre de 2025la tumba del faraón Amenofis III, en el famoso Valle de los Reyes de Luxor, se ha reabierto al público luego de más de veinte años de restauración minuciosa. Este acontecimiento no solo marca un hito en la preservación del patrimonio arqueológico egipcio, sino que reaviva el interés internacional por una de las necrópolis más fascinantes de la antigüedad.

Una reapertura que se ha hecho esperar

Un equipo japonés, respaldado por las autoridades egipcias, fue el encargado de liderar el proyecto de restauración. La intervención se centró en tres fases destinadas a la limpieza, la consolidación estructural y la restauración de pinturas murales, así como al control ambiental interno. Durante esas dos décadas, la tumba permaneció cerrada a los visitantes para evitar provocar daños adicionales y permitir, al mismo tiempo, un trabajo científico profundo.

La reciente reapertura de la tumba faraónica forma parte de un esfuerzo por revitalizar el turismo cultural en Egipto, sobre todo en vísperas de la inauguración del Gran Museo Egipcio en Giza el 1 de noviembre de 2025. La reapertura, además, devuelve a los visitantes la posibilidad de acceder a un sitio arqueológico alto valor patrimonial.

Templo funerario de Amenofis III

Templo funerario de Amenofis III. Fuente: Wikimedia

El descubrimiento de la tumba de Amenofis III

La tumba del faraón Amenofis III, también conocida en las publicaciones egiptológicas como WV22 y KV22, se sitúa en el brazo occidental del Valle de los Reyes. El área funeraria fue reconocida oficialmente en agosto de 1799 por los ingenieros franceses Prosper Jollois y Édouard de Villiers du Terrage, quienes formaban parte de la expedición napoleónica en Egipto.

La primera excavación formal del lugar data de inicios del siglo XX, bajo el auspicio de Theodore M. Davis. Más tarde, en 1915, Howard Carter efectuó una limpieza parcial bajo el patrocinio de Lord Carnarvon, centrando su atención en el pozo profundo y la cámara funeraria.

Desde 1989, un equipo japonés de la Universidad Waseda, liderado por Sakuji Yoshimura y Jiro Kondo, se ha hecho cargo del proyecto arqueológico y de conservación sistemático de la tumba. Durante ese tiempo, se ha realizado el mapeo, la excavación cuidadosa del interior y la restauración científica de las pinturas murales.

Momia de Amenofis III
Momia de Amenofis III. Fuente: G. Elliot Smith/Wikimedia

Arquitectura y diseño de una de las tumbas faraónicas más llamativas

Un pequeño laberinto funerario

La tumba WV22 posee un diseño en estilo de eje quebrado (disposición en forma de L), común en las tumbas del Imperio Nuevo, pero con particularidades propias de su época. La cámara funeraria, que tiene una longitud de unos 85 metros, se organiza mediante una secuencia de pasajes descendentes, escaleras, un pozo profundo, una cámara de pilares y una cámara funeraria acompañada de salas laterales. Entre los aspectos notables del diseño, se cuenta la ausencia de una puerta divisoria entre ciertos pasajes, lo que hace que la transición de una sección a otra sea más fluida.

El recorrido de acceso comienza con dos corredores descendentes, separados por escaleras. Estas conducen a una cámara de pozo con un hoyo de alrededor de 7,5 metros de profundidad. Desde allí, un pasaje conduce a una sala a base de pilares, seguida por otro tramo descendente que lleva a la antecámara y la cámara funeraria principal.

La morada final del faraón

La cámara funeraria se diseñó para albergar un nicho central, destino al sarcófago y cuenta, además, con once nichos distribuidos entre las paredes y lascolumnas circundantes. Adjuntas a esta cámara hay tres espacios laterales y una sala de acceso. Dos de esas cámaras laterales estaban destinadas a las reinas Tiye y Sitamún, aunque no está claro si llegaron a enterrarse allí.

Amenofis III

Cabeza de una estatua de Amenofis III. Fuente: The Trustees of the British Museum/Yair Haklai/Wikimedia

Decoración y simbolismo

Las paredes del pozo, la antecámara y la cámara funeraria están decoradas con pinturas que reflejan pasajes del Amduat, el texto funerario que describe el recorrido del faraón en el inframundo. Las pinturas utilizan un fondo amarillento similar en tonalidad al papiro envejecido, así como figuras estilizadas.

La cámara de Tiye preserva parcialmten su decoración, con motivos de franjas ornamentales. En el pozo, la figura de Amenofis III aparece acompañado por su ka ante las diosas Hathor y Nut. La presencia del ka de su padre Tutmosis IV sugiere una vinculación simbólica con la fundación del lugar o, quizás, con la reafirmación del linaje real.

El sarcófago original de la tumba se ha perdido, aunque se sabe que habría sido de granito. Tan solo se conserva la tapa que, dividida en dos fragmentos, mide cerca de 3 metros. Presenta inscripciones jeroglíficas dispuestas en bandas horizontales, así como una figura alada de Nut en el lado inferior. Se sabe que la tapa estuvo decorada con pan de oro en su superficie.

Placa egipcia

Placa tallada de un brazalete. Fuente: MET Museum/Wikimedia

El ajuar funerario

Dentro de la tumba también se hallaron fragmentos de ataúdes de madera con motivos de plumas y restos de una máscara dorada. El ajuar funerario incluye, además, más de ochenta ushabti elaborados con madera, calcita, serpentina y granodiorita, así como restos de objetos de madera, fragmentos de estatuillas y elementos de la caja que contenía los vasos canopos.

A lo largo de los siglos, la tumba fue víctima del saqueo y la destrucción. Se sabe que varios rostros del faraón retratados en los muros, que en la actualidad, se exhiben en el Museo del Louvre fueron recortados en 1828 por la Expedición franco‑toscana. Muchos turistas del siglo XIX también extrajeron fragmentos de las pinturas a modo de suvenir, un acto de vandalismo que causó daños irreversibles.

Relevancia arqueológica de una tumba milenaria

La reapertura de la tumba de Amenofis III pone de relieve la importancia de mantener el equilibrio entre conservación del patrimonio y accesibilidad para el público general. El hecho de que la tumba conserve elementos originales, pinturas y arquitectura intacta, la convierte en un valioso testimonio del esplendor del reinado de Amenofis III. Este soberono gobernó durante la dinastía XVIII, aproximadamente entre 1390 a. C. y 1350 a. C. Aunque su cuerpo ya no se halle in situ (fue trasladado, ya en la antigüedad, a la tumba de su abuelo Amenofis II, en la KV35), la tumba WV22 sigue siendo el depósito simbólico de su memoria monumental.

Referencias

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