En el comienzo de la década del 90 Carlos Menem privatizó los trenes y amenazó con «ramal que para ramal que cierra». Las consecuencias lógicas de esta medida antipopular fue la desaparición de pueblos que vivían del paso del tren más desocupación. En 1995 Menem fue reelegido. La indignación popular por el cierre ferroviario duró nada.
En el siglo 21 el presidente Mauricio Macri indica a su gobernadora Maru Vidal que haga la gran Menem. Heidi cierra Ferrobaires y 1500 familias quedan fuera del sistema y 104 pueblos serán declarados fantasmas.
Seguramente la opinión publicada se indignará por algunas horas pero doble contra sencillo que la historia se repite y gana Macri en el 2019.
Ahora bien, el argentino entiende para qué sirve el tren?, sabe que es o era Ferrobaires? y porque se elimina la empresa y con ello citan a la pobreza para que se haga presente?.
Si en 1989 veíamos con atención el mapa ferroviario podíamos observar que los rieles transitaban cada provincia y de allí al puerto. El objetivo que había estudiado el imperio inglés era construir el tren para arrasar con las riquezas y que en forma ordenada se dirija al puerto y de ahí a Gran Bretaña.
En esa época y utilizando el mismo procedimiento con el mapa de Estados Unidos se observaba, hoy también, que las vías independizaban cada estado para poder atender las necesidades de cada estrella del territorio de Tío Sam. En una palabra, colaboraba con el crecimiento industrial.
Desde que el antiproyecto se impuso en 1976 que el tren fue desmantelado y aunque en el período K se trató de arreglar. Llegó Macri para suerte de la oligarquía y puso las cosas en su lugar.
Hoy seguimos asistiendo a la entrega sin oposición alguna y aunque Ferrobaires fue la caja política de Duhalde donde desde allí se manejaba las campañas de sus soldados, Randazzo, Massa, De Narvaez, ya sabemos que 6000 personas pasarán a ser pobres en horas y que 104 pueblos dejarán de existir. El tren a Chivilcoy, Qeneral Pico, Quequén, Olavarria, por mencionar algunos , solo podrá verse en películas porque la realidad nos pondrá en cuadro, a vías desoladas y muertas.
Entonces nos queda contestar a quien beneficia semejante medida. En principio el gobierno ahorra sobre el dolor popular para juntar moneda tras moneda para pagar intereses de deuda. Gana el nuevo orden mundial, pues la muerte como consecuencia del estrés que viven estas familias visitará seguido a los ex ferroviarios. O sea, se cumple con la idea maltusiana de reducir la población y por último, se benefician los dueños de otros transportes como los automotores o los aviones. Casualidad o no Dietrich está en el negocio y su amigo el presidente también. Ramal que para, un negocio que la oligarquía cierra.




