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Quo vadis

Por Gabriel Princip

La alegría no se hace presente en la sociedad argentina. Tiene que ver con la gran cantidad de gente preocupada por un futuro incierto, otro segmento de la población que ya sabe que lo bueno de su vida fue el pasado y otra parte de  la argentinidad que se pregunta a diario, ¿Hacia dónde vamos?

El  liberalismo no es el camino correcto a pesar de la publicidad gubernamental. La radicalismo ya fue devorado por  los CEOs amarillos, la izquierda siempre con su folclore que sólo lleva a buen puerto a sus conductores y el peronismo fragmentado y siendo funcional al oficialismo.

Entonces la pregunta es, ¿Dónde se coloca el militante, el ciudadano, el trabajador, el ama de casa, hacia donde va? ¿Qué hace con su vida cuando los medios desinforman y la realidad nos marca un oscuro futuro?

La respuesta es la ideología. Apostar al estudio de las ideas y dentro de este ítem al peronismo por ser el único movimiento de carácter nacional y doctrinario en la Argentina. Pero  distingamos las cosas, ir de la mano del peronismo no significa votar a la Cámpora, ni a esos viejos traidores ni a los intelectuales de café, el camino correcto es el peronismo doctrinario. Y se remarca el espíritu doctrinario pues porque este posee cuatro elementos esenciales, a) una concepción histórica, toda política es continuación de una lucha lejana, b) un paradigma o punto de llegada, c) una  metodología y d) una imagen del adversario.

Dice Miguel Ángel barrios  en su obra “Repensar a Perón” la concepción histórica de Perón “Es sanmartiniana  y bolivariana, su paradigma es el estado continental para ser actor  en el universalismo  como  fase histórica, su metodología  es un país socialmente justo, económicamente libre, donde los únicos privilegiados sean los niños en una comunidad organizada  y bajo el cobijo de la grandeza de la patria. Todo lo opuesto a ello es la anti patria. En este mundo de globalización de la indiferencia, que como lo dice  el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangeli Gaudium, programa de su pontificado, “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no se palpita el entusiasmo por hacer el bien”.

Ya tenemos una idea de lo que es un movimiento nacional. La parte partidaria la vivimos y la sufrimos todos los días. Que Pichetto, que Bossio, Abal Medina y un sinnúmero de personajes que se ubican en la patria mediática, son funcionales al poder  destruyendo la imagen de una idea humanista y cristiana. El peronismo es un lugar en el mundo donde se parte de abajo hacia arriba con un trabajo esencial con aquellos que menos tienen y fijando posturas económicas para que las clases bajas movilicen a las medias, estas amplíen sus base y otorguen trabajo,  de esta manera formándose un circulo de consumo donde las clases altas también ganan, pero se ven inquietas con el progreso democrático de aquellos que antes del peronismo eran quienes ponían la cabeza bajo la bota del poder para ser humillados.

El peronismo hace base en los pobres, los más postergados de cualquier sociedad. Barrios escribe, “el pobre por su condición de pobre busca la justicia que es el fin de la historia, que es donde el pueblo es sujeto. Las élites, los líderes, los sectores medios y altos también son pobres pero  en la medida, en que saben ser pobres, es decir recogen el clamor de los pobres para que la historia siga adelante, en la medida  que no se auto excluyan, no aceptando la solidaridad de los pueblos.

El pobre es el  que quiere que la historia siga adelante, a ver si alguna vez le toca a él. El rico en cambio prefiere que la historia se pare, porque él está bien. Pueblo es un concepto gradual, de gran flexibilidad, pero el grado por el que fundamentalmente se es pueblo es el de pobre. El pueblo es un todo temporal. No es solo la actual  situación, es un proceso de tiempo que se condensa en el nosotros. No hay pueblo  que logre su auto plenitud si no es en los marcos de la Nación. Y para nosotros la Nación es latinoamericana, a partir del mestizaje”.

El elemento determinante de una nación es la unidad del pueblo y a partir de este concepto encontramos el camino. Lo que une al pueblo en tiempo y espacio, es la cultura. Y a partir de aquí  entendemos que lo que dinamiza esta sociedad es un movimiento y de carácter nacional, o sea, el peronismo.

El destino de un país lo puede determinar una dirigencia pero quien decide finalmente es el pueblo, o sea nosotros, que ya debemos comenzar a desbordar las conducciones para no ser testigos del fracaso de la nación. Cuando la pregunta es hacia dónde vamos, la respuesta es a obtener la felicidad de los pueblos y como todos sabemos los días más felices de la patria fueron y serán peronistas.

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