OpiniónOpinión

¿Quién manda?

Por Gabriel Princip

Macri ajusta en forma brutal, pero Carrió no está de acuerdo. Parte de la justicia protege a la gente de los aumentos, Macri le pide a Lorenzetti que mire para arriba, el juez se muestra impertérrito y sale Lilita a operar a Lorenzetti. El mejor amigo en la política del presidente es Daniel Angelici. Lilita lo acusa de operar en la justicia porteña. Conclusión: cesa el trabajo del presidente de Boca.
Planifica Macri un proyecto de blanqueo que incluya a funcionarios con procesos y lo envía al Congreso. La diputada chaqueña se entera y sella la suerte de la parte donde incluye a los funcionarios.
Entonces uno se pregunta, ¿Quién es Elisa Carrió?
Está claro que no tiene representación popular, solo el 2 por ciento de los votos en las últimas elecciones.
Tampoco es alguien que llena estadios de fútbol durante una campaña. No es querida ni su foto está en el espejo de los colectivos, entonces uno vuelve a preguntarse, ¿Quién es y a quién obedece?
Sabemos a quién no obedece: no obedece a Macri, ni al Papa ni al pueblo. Analizando fríamente su campaña y con la ayuda de la obra Relatos del Pensamiento Nacional podemos citar algunos ejes.
Magneto y la embajada pueden ser dos ordenadores de Lilita. El hombre fuerte de Clarín llega a la vida de la chaqueña cuando en la década del 80´ le soluciona el tema de la herencia a la viuda de Noble consiguiendo dos chicos para adoptar. A partir de ese momento, Lilita fue parte de la familia Clarín.
Tampoco es un secreto que una fuente de ingresos de la diputada proviene de una fundación americana. Todos los meses, a veces mes por medio, viaja a los Estados Unidos. Seguramente a cobrar. Y la paga es por el trabajo que hace: impedir que los movimientos populares se consoliden y que el liberalismo triunfe en cualquiera de sus opciones. En una palabra, la embajada es su patrón.
Esta última idea no sería tan alocada y sino, ¿Cómo se justifica que doña Elisa parezca la hermana mayor de Mau? Entra y sale de Olivos dando órdenes, también de la Casa Rosada pero siempre impone su idea. O sea, atrás de ella no hay gente sino poder. Un poder que desde la moralina desgasta al macrismo y hace infeliz a un pueblo todo.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba