Provocaron al Oso, y respondió con furia.

Por Margarita Pécora B.-
Cuando parecía que retornaba la calma al escenario bélico euroasiático con la retirada de las tropas rusas de Ucrania y el reconocimiento a la inclusión de tres regiones a la Federación Rusa, estallaron nuevamente las hostilidades. Primero fue Ucrania, causante de una explosión que destruyó parcialmente el pasado sábado el puente más largo de Rusia, que conecta la península de Crimea con Rusia continental y es clave para el envío de suministros a las tropas del Kremlin en Ucrania.
Después, contestó Rusia. El sabotaje ucraniano despertó al Oso ruso- como simbólicamente denominan a Vladimir Putín, quien ordenó una contraofensiva poderosa, con misiles de diverso alcance contra su agresor. El propio mandatario ruso explicó que “se llevó a cabo un ataque masivo con armas de alta precisión de emplazamiento aéreo, naval y terrestre contra objetivos de energía, dirección militar y las comunicaciones de Ucrania».
El ataque que los medios califican como represalia, fue una dura advertencia a Zelensky para que detenga sus actos terroristas. El dirigente ruso, fue contundente cuando al dirigirse a su Consejo de Seguridad, aseguró que si continuaban los “intentos de ataques terroristas por parte de Ucrania, las réplicas serán “severas”.
Por supuesto que junto con las bajas causadas y los daños a estructuras en el corazón de Ucrania, la respuesta rusa ha conmovido el escenario político. De un lado se vuelve a colocar a Rusia como el agresor, el asesino; de otro lado ven a Zelensky víctima y hasta héroe por la paz; sólo que algunos importantes observadores de la geopolítica, han dicho conocer qué hay detrás de la ayuda rápida y cuantiosa de Estados Unidos a Ucrania.
Llaman la atención sobre las cualidades del comediante que llegó a presidente, y hoy continúa incitando más a la guerra, negado a dialogar con Rusia, y pidiendo, por el contrario, más ayuda en dinero y armas a Joe Biden, que lo está usando como ariete para sus intereses electorales- según afirman.
El que más claro habló del tema en las últimas horas fue el presidente mexicano López Obrador, cuando señaló que la propaganda por el conflicto, se utiliza por Washington con propósitos electorales: “Hay quienes no quieren detener la guerra(..) y hay una propaganda en el mundo. Queremos convencer de que hay buenos y malos. Agréguenle de que va a haber elecciones en EE.UU dentro de tres semanas. Y estas cosas se magnifican y utilizan con intereses”-reiteró el mandatario azteca.
Y ya Estados Unidos no puede ocultar su papel activo en la duración del conflicto ruso-ucraniano. Toda la plata y las armas que hagan falta, las suministra sin dilación. Algunos analistas descubrieron en la “amabilidad” de Biden con Zelensky, que el inquilino de la Casa Blanca está pagándole al ucraniano la deuda contraída al pedirle que sepulte una investigación con graves acusaciones que recibió en Ucrania, Hunter Biden, hijo del mandatario estadounidense.
Eso explica en buena parte por qué Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, habló con su homólogo ucraniano, y le aseguró- y cito textual: “Seguiremos brindando asistencia económica, humanitaria y militar para que Ucrania pueda defenderse», escribió jefe de la diplomacia de Biden, en Twitter.
En contraste, el congresista estadounidense del Partido Republicano, Paul Gosar, mostró su rechazo a la política exterior del presidente demócrata, tras el envío masivo del armamento a Ucrania y apoyo financiero.
Luego de que el mandatario estadounidense afirmara que el mundo corre el riesgo de un «Armagedón» nuclear, el político insistió en que Biden pare el financiamiento al conflicto.
«No más ayuda exterior, especialmente para no financiar una guerra en la que No deberíamos participar. Biden y su familia criminal pueden estar en deuda con Zelenski, pero Estados Unidos no le debe nada», escribió el congresista en su cuenta de Twitter.
Así son de oscuros los trasfondos de este enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania, con Estados Unidos inexplicablemente metido en el medio, atizando la llama, suministrando recursos para que continúe el golpe contra golpe que hace interminable una guerra insólita para la humanidad, que ve cómo la soberbia imperialista como fiera herida porque está perdiendo la hegemonía y prefiere romper la paz que todos anhelamos.