
Si uno resume el gobierno amarillo con la frase “prometen mucho, no dan nada y se llevan todo” se logra una síntesis total, sin el adjetivo que descalifica, pero nos otorga un futuro negro, un túnel con cortes de luz y una desesperanza difícil de derrotar.
La campaña del 2015 de Macri, que es Blanco Villegas, fue una sumatoria de promesas que resumían el país ideal. Una república con derechos ampliados en la gestión k, mas la resolución económica, el orden y la prolijidad de cambiemos. La idea que la clase media meditaba era “en poco seremos potencia”. Claro que la derecha puede prometer mayor bienestar a los jubilados, a los trabajadores y hasta el ascenso de Argentino de Merlo a primera A, pero todos sabemos que no va a cumplir. Efectivamente no solo no cumplió, sino que nos empobreció para en un futuro cercano entregarnos al nuevo imperio, Estados Unidos, Gran Bretaña más las corporaciones.
Eso sí, nos dio orden, represión mediante, tristeza, desesperanza, y la visibilización de impresentables dirigentes que nos lleva a interrogarnos sobre el valor y la utilidad de la democracia.
La diputada por Punta del Este aconsejando dar propinas, changas. El presidente hablando del valor de un pullover en lugar de una estufa, dirigentes proclamando a los cuatro vientos que un empleado no puede ir de vacaciones, funcionarios con off-shore o despidiendo periodistas con saña y perversión totalizan un gobierno que si nos explicaban una década atrás que existiría nadie en su sano juicio podría creer. Hoy el gobierno amarillo se acerca más a una historia de ficción que a un hecho perteneciente a la realidad.
Con esta escenografía, con este panorama la pregunta que nos queda por hacernos mirándonos al espejo es que hacemos?. Seguimos reclamando, gritando, quejándonos, insultando, culpando a la chorra de todos los males de la tierra y justificando a un gobierno cipayo por que dialoga, reitero, que hacemos?.
Eduardo Galeano escribió: “tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos».
La pobreza no está escrita en los astros, el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusticia y el hambre hambrienta.
Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón “me han traicionado”. Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio, la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen”.
El escrito de Galeano es de 1970, pero aplicable al 2018. Macri y su perversión ha llevado al pueblo a un estado de tristeza consolidada nunca antes visto. Donde el ajuste es la palabra mágica que emite el sistema para la desaparición de las clases bajes y el jaque mate a la clase media.
El mensaje de la derecha de hoy, conservadora y neocolonial y anticatólica es nefasto. Miden al argentino por la definición clásica del capitalismo, uno es por lo que tiene. En cambio el peronismo considera al hombre por lo que es. El peronismo entiende a la economía social puesta al servicio del hombre y por ende para el bienestar social.
El neocolonialismo que encabeza el presidente Macri entiende al peronismo como una película de ciencia ficción en blanco y negro, o sea esas películas que nunca viste porque no están en colores y jamás perderías cinco minutos en comprenderlas. Pero no es así, el peronismo es la sinfonía de un sentimiento, es Perón, es Evita, es Néstor, Cristina, Maradona, el choripan, el pensamiento nacional, el rastrojero, el plan quinquenal, el che, en síntesis es lo nuestro.
El gobierno de ocupación que termina el año que viene es lo contrario. Es absoluta maldad enquistada en un equipo encabezado por un Blanco Villegas que prometió todo, no dió nada y se lleva hasta los farolitos.




