El hit de Enrique Santos Discépolo, Cambalache ya tuvo su vencimiento en el año 2000. Hoy, 15 años más tarde, la letra del tango se observa en la actualidad política, amplificada y magnificada exponencialmente. En una palabra, el tango no venció por su decrepitud sino que caducó por su ingenuidad.
Si un recién llegado a la Argentina analiza el contexto político se encontrará, por ejemplo, con un empresario que timbrea, tiene un mate en la mano y no toma, hace que escucha a los pobres y no puede articular dos frases seguidas con cierto contenido.
Otro pretendido joven candidato miente a más no poder. Delira en sus discursos cuando promete cárcel para todos cual juez del ku klus klan. Añade a esos conceptos agresivos, un 82 por ciento a los jubilados, castigo para los planeros y un campeonato para Racing los años pares. Nada, discursos vacíos, poco creíbles y como estandarte el tajai.
La diputada también obesa en calificativos no cesa en su eterna adhesión al club de la mala onda. Narcos, sicarios, muertos rondan en su discurso. Todos opositores, todas fantasías, y el único narco real resultó alguien cercano a su candidato a vice. Pero su verba es uniforme en falacias, mentiras y razonamientos tan lógicos como militantes del Borda.
El resto de los candidatos con variada suerte en las primarias supieron al menos mantener cierta dignidad y cultura cuando se dirigen a su público.
En octubre llegará el partido final, quizás al no ser candidata Elisa, habrá un exilio importante de adjetivos calificativos .Pero palpando un vale todo, se podría aportar alguna idea fuerza para hallar coherencia entre lo que el político dice y aquello que el pueblo recibe como mensaje.
Como aporte a la cultura general, se propone la inmediata derogación de los 10 mandamientos. Hoy la religión nos cuenta que un día vino Moisés con unas tablas donde nos condenó a “no mentir, no matar, no robar, no desear la mujer de tu prójimo ni tu prójimo”.
La idea es derogar las tablas de Moisés y establecer que sí se puede matar, sí se puede robar, sí se puede mentir y por supuesto se puede desear la mujer de tu prójimo.
Si partimos con esta base, ¿Dónde terminarán los mensajes y discursos de Elisa Carrió? No podrá decir que tal o cual es ladrón, ni asesino ni nada. La obligará a renunciar como socia número del club de la mala onda y reunir a su equipo para ver si alguna vez trabajan y se les ocurre algún motivo para gestionar en la tan mentada república.
Con este nuevo ordenamiento jurídico- religioso los actos de Sergio Massa durarán treinta segundos, sólo podrá decir tajai.
Y en este nuevo orden, Macri solo regalará globos amarillos y su foto trucha con Fredy Mercury autografiada por él.
Suena raro, quizás loco, también ridículo. Pero cuando habla seriamente Elisa Carrió, Laura Alonso, Patricia Bullrich o Mauricio Macri, no suenan igual.
¿Algún asesor les cuenta que hacen el ridículo cuando mienten sobremanera? Quizás si, quizás no. Pero para el público ajeno a estos partidos devaluadores, suenan absurdos. Un Macri que es estatal y privado. Un Massa que circula por la ancha avenida del medio prometiendo cual trosko del siglo 20 y una Elisa que, además de no tener todos los caramelos en el tarro, saca lo peor del ser humano. No abona la teoría de la grieta, es la grieta y como siempre trabajando para intereses antinacionales.
Finalmente, octubre no queda tan lejos. La campaña sigue sumergida en el campo de la hipocresía y la mentira, por eso no estaría mal votar a aquel más ordenado y menos prometedor. Aquel de la buena onda y del respeto e ignorar al incapaz y al mentiroso.