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Mundo

Polvo del Sahara avanza hacia el Caribe

Por Margarita Pécora B.

Está vigente la alerta de un fenómeno meteorológico, no tan invasivo a nivel mundial como la pandemia que tanto nos ocupa y agobia, pero que, por su rara naturaleza sí resulta inquietante para los ciudadanos de los países que se verán afectados.

Desde el pasado domingo se espera la llegada de nubes de polvo provenientes del desierto sahariano a Cuba y a las costas del Golfo de los Estados Unidos, en particular a La Florida, algo advertido de manera muy gráfica por un modelo de pronóstico de la NASA.

Se trata de un polvo muy fino, impulsado por el viento que viaja desde la costa noreste de África hasta el Caribe, es decir unos 6.000 km a gran altura, y de seguir así, en cualquier momento traerá también pelos de camellos…

Perdón por hiperbolizar; lo cierto es que este fino polvo es muy parecido al doméstico que vemos en nuestras casas, o que nos deja pintar letreros con las yemas de los dedos en los vidrios de los autos abandonados. Este lunes, familias contactadas en la capital cubana me confirmaban que aún no se ha hecho notar la llegada del polvo del desierto, pero lo esperan con cierta preocupación por el efecto nocivo que puede traer para la salud.

Los expertos en meteorología ven, sin embargo, el costado favorable de este fenómeno, en una teoría que vienen sosteniendo hace algún tiempo, de que impedirá el nacimiento de dañinos ciclones tropicales, o por lo menos inhibirá su intensificación.

Pero no hay que cantar victoria pensando que resultan más beneficiosas que dañinas las nubes de polvo, porque ya fue lanzada una alerta sanitaria sobre afectaciones que producirá a las personas con padecimientos respiratorios. Imagínense qué combinación maligna para la población de un país como Cuba, que ha librado dura y ejemplar batalla con escasos recursos contra la pandemia del coronavirus y está a punto de declararse libre del virus, y se ve ahora envuelta por este polvo del Sahara que puede generar complicaciones respiratorias sobre todo a las personas que padecen alergias.

No es la primera vez que ocurre este fenómeno por el que se desprenden cientos de millones de toneladas de polvo de las dunas que se forman en los desiertos de África, cruzan el Océano Atlántico y llegan hasta América del Norte, el Caribe y hasta a Sudamérica, donde impactan desde la salud hasta la fertilidad del suelo.

Como antes mencioné, la distancia que recorre el polvo sahariano, desde la costa noreste de África hasta el Caribe es de unos 6.000 km., según ha asegurado Santiago Gassó, geofísico argentino e investigador de la NASA, quien se especializa en el uso de satélites para detectar polvo.

La tormenta de arena o polvareda, como también le denominan, es común en el desierto del Sahara de África septentrional, también en las Grandes Llanuras de Norteamérica, en Arabia, en el desierto de Gobi de Mongolia, en el desierto Taklamakán del noroeste de China, y en Argentina, en la zona de la Pampa seca.

A criterio del cubano doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena, asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, esta nube de polvo inhibe de manera significativa el surgimiento e intensificación de los ciclones tropicales, porque “les crea un ambiente sumamente hostil, debido al aporte de aire muy caliente y seco con valores mínimos de humedad relativa”.

También afirma que las nubes de polvo “incrementan la cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, factor que impide a cualquier sistema tropical en desarrollo, concentrar la energía requerida para su formación y gradual fortalecimiento”.

Así las cosas, caribeños y antillanos tendrán que aferrarse más que aún al tapaboca, la mascarilla o el nasobuco-como quieran llamarle, y rezar por Alá, para que la tormenta pase sin provocar mayores estragos.

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