
El puchero era la comida del pobre hasta la década del 40, hoy no es así. El obrero comenzó a deglutir carne en forma seguida a partir de 1946. Optó por las harinas en épocas de ajuste y derecha continua.
Si se analiza las cifras de inflación y pobreza desde 1940 a la fecha los números nos van a sorprender. En “Relatos del Pensamiento Nacional”, libro de mi autoría, podemos leer que “en 1945 la inflación fue del 19, 9, en 1954, del 3, 8. La revolución fusiladora comenzó con un 12, 3 y culminó con 28. Frondizi en 1959, de la mano de Alvaro Alsogaray, tocó los 144 puntos porcentuales. En 1962 el Indec marcaba 28 por ciento, en 1966 terminó Illia con 32 por ciento. Isabel llegó al 182, Videla en 1976 obtuvo 444 por ciento y terminó con el 100 por ciento. En 1981 la cifra llegó a 164, en 1982 llegó a 343 y Alfonsín empezó con 688 y terminó con 3080 aunque Clarín para echarlo publicaba 5000.
Menem comenzó con 2314 y terminó con 1, 1. De La Rúa ni hablar. Duhalde terminó con 25 por ciento y Néstor con 8, 8. Cristina culminó con 32 por ciento y Macri lo hará con más de 50”.
Lo cierto es que la inflación siempre afecta en mayor consideración a los pobres por eso los gobiernos con mayor pobreza fueron los pre-peronistas, las dictaduras, el alfonsinismo donde se estrenó la caja Pan, la Alianza que llegó al 54 por ciento y el macrismo que terminará con 38 por ciento, la mayor en 17 años, no doce, sino 17.
Usted se preguntará porque la derecha empobrece más. Quizás la respuesta primaria sea acusar al mensajero por su ideología. Respuesta incorrecta. El peronismo toma en serio la distribución equitativa de la riqueza. En ningún gobierno peronista se habló de hambre. Treinta y cinco años de gobierno nacional sirvieron para instalar la independencia económica, soberanía política y justicia social. Sobre esas tres banderas el obrero obtuvo alimentos baratos, tarifas accesibles y casi pleno empleo.
Sin embargo en los gobiernos de derecha pasó exactamente lo contrario. Siempre basan su discurso en la república, en la transparencia, en el sacrificio y el ajuste. Prometen a la gente honestidad, libertad y democracia, pero a costa de un gran sacrificio y un continuo ajuste. Nunca hablan de progreso económico, de ascenso social y menos aún de distribución equitativa de la riqueza.
En formatos democráticos o militares, con golpes de estado o golpes blandos, con conservadores o radicales derechosos deshacen la obra del peronismo y van siempre por su destrucción.
Pero el pueblo no es tonto. Esta clase de gobiernos siempre termina mal. No pasan a la historia, muchas veces no completan su mandato, no tienen folclore, ni héroes ni mitos ni siquiera producen alegría ni bienestar. Simplemente amargan la vida del argentino con un solo objetivo geopolítico, la entrega de las riquezas. El objetivo interno, la destrucción del peronismo, te la debo.




