Por Gabriel Princip
No hay miembro del sistema político que no pondere el acuerdo entre nuestro país y los fondos buitres. Los -ahora bien presentados en sociedad- holdauts tienen la aprobación de la oposición inteligente, el presidente, el legislativo, la justicia, la iglesia y una parte de la sociedad que grita: “Si se puede” al tiempo que se desbarranca su poder adquisitivo. El Papa, el peronismo y la mitad de la población no entró en el cambio ni compra espejitos de colores, o quizás habrá leído a Perón.
El líder popular dijo mientras permanecía en el exilio: “Las aparentes ayudas por empréstitos y aportes de capital no son sino otras formas de penetración que sirven de medios de expoliación y descapitalización. Los bancos extranjeros y los monopolios terminan por dominar, imponer finalmente sus exigencias económicas, políticas y sociales, ya sea directamente o por intermedio de los fondos monetarios internacionales, con lo que los países sometidos pasan a ser colonias”.
Estas palabras de Perón son anteriores a una Europa derruida y a una América Latina que detuvo su crecimiento para volver a visitar su escenografía tercermundista.
Promesas de bienestar, lluvia de dólares y codearse con las grandes ligas es el chamuyo que imparte el poder factico para que mansamente nos entreguemos a endeudarnos para pagar una deuda que no contrajimos. ¿Raro no? Pedir plata para pagar a alguien que no se le debe.
No obstante el poder ordena, manda, somete y el gobierno alegremente obedece, se arrodilla, se humilla para que la revolución de la alegría afecte a los que más tienen en detrimento de los que menos tienen.
Raúl Scalabrini Ortiz dijo ante una situación parecida: “Actualmente el pueblo argentino va saliendo de ese marasmo satisfecho en que se lo había hundido. Está analizando, azorado, su realidad y verifica que sus dirigentes han colocado, poco a poco, a la republica en condición de una factoría. Pero ante este nuevo estado de espíritu popular, el capital extranjero no permanece inerme…se ordena y cohesiona para seguir asegurando sus privilegios. Para ello es indispensable coartar la voluntad del pueblo, ahogar la opinión y establecer un gobierno de fuerza y selección. La selección se efectuará naturalmente entre los allegados al capital extranjero que son los poseedores del prestigio social que da el dinero, lo económico tiene hoy primacía sobre todos los órdenes”.
Scalabrini no habló ayer, Perón tampoco. Ambos no fueron adivinos ni videntes. Sucede que la derecha es tan básica, elemental, previsible como efectiva. Al mismo tiempo la historia sigue siendo cíclica y la clase media obediente y sumisa ante el poder factico.
El acuerdo se llevo a cabo. Difícil que la plata dulce llegue en forma de inversión a nuestro país. Quizás más endeudamiento para que Prat Gay y sus bancos amigos cobren suculentas comisiones mientras algún diputado come un sanguche y el pueblo observa como el hambre se hace presente.
En el 55’, 76’, Menem y la Alianza ocurrió exactamente lo mismo. Préstamos solicitados para la alegría de una minoría y la tristeza para las mayorías. Porque ahora será distinto. Macri prometió una lluvia de dólares pero no dijo que la Argentina esta techada y cuando llueven dólares se desvían por una canaleta rumbo a Londres.
Difícil que este programa económico logre el bienestar. Seguro es que consolidará la pobreza, la miseria y la injusticia social. Por lo menos eso es lo intentan llevar a cabo en sociedad con los medios y una oposición inteligente.
Pero Perón, que todo lo analizaba bajo el ejido del conocimiento previo un estadio como el actual, dijo: “Desde que la injusticia social ha dominado, venimos escuchando de boca de los que la disfrutan, la afirmación de que la justicia social puede alcanzarse si se constituye una Nación económica poderosa y rica. Si no predominara el egoísmo en la sociedad actual, esta afirmación podría ser efectivamente valedera, pero es que el actual sistema capitalista de explotación no tiene y se observa que, excepto en la época del justicialismo, las etapas prosperas no han sido para los trabajadores sino para los empresarios y los parásitos que la usufrutuan. Cuando más poderosa ha sido la economía mayor ha sido la explotación”.
“Otra vez sopa”, sería la frase a invocar. El gobierno anterior, que a juicio del actual nos hacia vivir en una fantasía, provocó el crecimiento del país sin deuda, alguna más ampliación de derechos. El actual presidente, provocó una revolución de la alegría y realizó una mega fiesta donde las mayorías no fueron invitadas pero si la pagan, como debe ser en toda factoría con la idea de llegar a ser una verdadera colonia.