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Opinión

PIES HELADOS

Por Luisa Lane.

Las frías noches cada vez más se extienden más a lo largo del territorio. Las clases acomodadas utilizan a la temperatura como elemento no polémico de charlas a los postres. Pero los integrantes de las clases bajas no hablan del frío, lo sufren.
Esas chapas cerrando maderos que determinan la escenografía de la pobreza sirven para cubrir, en parte, familias que esperan el amanecer para salir a luchar por el mendrugo. Pero en las calles, en esas veredas, presupuestadas varias veces al año, está la clase baja de la clase baja.
En los medios dominantes son mencionados como “gente en situación de calle”. De esta manera no molesta tanto al oído del militante de la media clase. Pero no es “gente en situación de calle”, bajo ningún punto de vista. Son humanos, personas, pares, próximos, prójimos, iguales en su composición biológica con cualquier habitante de este país manejado por una derecha insensible, perversa y tilinga.
Ese “situación de calle” permanece en su colchón sobre la calle los días de lluvia con el frío acompañando. Ese situado apenas pudo conseguir una frazada, corta, que no le tapa los pies.
Ese habitante, que el sistema no contiene ni requiere, se juega la vida todos los días. Porque su permanencia en esas calles frías, sin contención, sin alimento y sin un mísero trapo que lo cubra reduce su cantidad de cumpleaños bajo la viña del señor.
Los pies helados, la piel curtida, el estómago con signos de escasa alimentación, cabellos y barbas mal recortados nos muestran a esos poseedores de miserables colchones rotos. Los “situación de calle” sobreviven sus últimos días bajo el frió invernal tratando de no molestar a esa clase media que cuando los visibiliza los maltrata con la clásica frase “mirá esos vagos”.
Dentro de la macro política el gobierno cumple con lo pedido, reduce la población. Dentro de la conciencia presidencial también cumple, si no aportan que no existan. Las calles porteñas se siguen poblando de cartoneros, de pibes pidiendo, de mendigos, y de “gente en situación de calle”. Mientras en la Casa Rosada reside un tilingo contento por su relación con el FMI, con la entrega de oro al imperio y con el aumento de la indigencia en esta colonia ubicada al sur de la República de Bolivia.

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