Por Gabriel Princip
Otro lunes, otra reunión en el Bar Causa Nacional. Ahí en el Comando Celestial, otra noche de debate, charla, puros, café y mate. En el bar, las sillas se centran cerca del General. A un lado Evita, el Che y Manuel Ugarte discuten sobre el imperialismo. A su izquierda, Hernández Arregui propone a Discépolo hacer el personaje Mordisquito en el bar con su impronta. Más alejados José Ingenieros, Scalabrini Ortiz y Abelardo Ramos. En el fondo, en una amplia mesa, Rodolfo Walsh, José Rosa, Homero Manzi y Arturo Jauretche atentos a la charla de fondo, la de Perón con John William Cooke.
-General, ¿cómo va?
-Y, atento a lo que pasa con nuestros paisanos.
-¿Ya se le pasó el enojo conmigo?
-¿Cuál?
-Bueno, el regalo de Trujillo para la causa que rechacé cuando usted me envió a verlo.
-Ya está, en fin
-Bueno pero también anóteme a favor el acuerdo que hice con Frondizi para las elecciones del 58´.
-A ver, Cooke le soy sincero. Usted, a pesar de su rebeldía, de que Evita protestara mucho porque yo lo escuchaba, a pesar de las macanas que se mandó por su excesivo idealismo, fue el hijo que nunca tuve. No sabe cuánto lamente el día que usted partió de la Tierra rumbo a este Comando. Eso es una cosa, ahora el pacto con Frondizi ni me haga acordar.
-Bueno, nosotros le cumplimos y ellos algo nomás. ¿Qué iba a saber?
-Igual para su tranquilidad Cooke, los Frondizi, los Frigerios y esos comunistas disfrazados de desarrollistas nunca cumplieron con nadie.
-Y si, cuánta razón tiene.
-Y, acuérdese que Frondizi dijo que él era el primer y último presidente desarrollista. Y fue así nomás. Y Frigerio ni hablemos, controló Clarín por mucho tiempo, llevó a Magnetto al diario. Su hijo fue el jefe de redacción y ahora su nieto es ministro de Macri. Poder tuvieron, ahora nunca una para el pueblo tiraron.
-Bueno, al menos no le fallé cuando fui su primer delegado.
-Claro que no, además no sé si todos saben que fuiste uno de los mejores amigos del Che, que combatiste contra los yanquis en Playa Girón junto a tu mujer Alicia, es más, creo que me reemplazaste por Fidel.
-General, usted me suplió.
-Sí, ¿Pero te gustó la revolución cubana?
-¿Y a quién no? Es más, Fidel le ofertó todo para que se instalara en Cuba y usted prefirió esa quinta de Puerta de Hierro. Nunca entendí esa jugada.
-Cooke, si yo iba con Fidel, el imperio me confundiría. Sería otro comunista más y yo precisaba volver a la Argentina sin confusiones.
-Olvidemos el pasado y concentrémonos en la Argentina de hoy, ¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros paisanos?
-Compañero, de movida no olvidar qué es el peronismo. El mensaje que debemos enviar a los nuestros es militar, caminar y persuadir. El máximo esfuerzo para la unidad y hasta el triunfo electoral no parar.
-Comparto General, pero la situación está brava. Más pobres, menos clase media, hambre, desnutrición. No es fácil hacer campaña.
-Y esto es la derecha. Te hambrean y en nombre de la moral apresan hasta el obelisco. Ajustar y juzgar es su estrategia, la misma de Aramburu y Rojas.
-Recuerdo, pero no les va a dar resultado. La persecución ideológica, la cárcel y la censura no dura para siempre máxime cuando además la economía no da resultados positivos para las mayorías.
-Y bueno, que va a ser. Igual a pesar de que usted diga que el peronismo es el hecho maldito de la política burguesa, hoy es la única solución.
-No se olvidó, General. No sea rencoroso.
-Tampoco me olvidé cuando en una carta usted dijo: “Usted procede de forma muy diferente a la que yo preconizo y en formas a veces antiéticas”.
-En tren de rencores y recuerdos le digo antes de pedir otra grapa, que lo que me dijo en España no lo asimile todavía.
-¿Qué cosa? Recordame
-Cuando no acepté el aporte de Trujillo en Panamá. Rechacé la contribución y encima le di una lección de moral y cuando se le conté en Puerta de Hierro usted se molestó.
-Y si, ¿Pero qué le dije?
-En un tono suave me dijo: “dígame Cooke, ¿Usted es un pelotudo, no es así?”
Entre carcajadas de los parroquianos, Perón y Cooke siguieron con la grapa. El bar acaba de asistir al debate entre un líder y un intelectual tan importante para la causa peronista como olvidado.