
El gobierno festeja el acuerdo con el FMI. La CGT timorata pide permiso para defender a los trabajadores. La justicia y los medios, como siempre son funcionales al poder, entonces la pregunta es donde se halla el pueblo peronista?, qué hace la gente además de pedir que otra gente salga a copar las calles?, donde quedó la rebeldía juvenil, la respuesta de los estudiantes, la indignación de los jubilados y la protesta social?. Dónde?
Jorge Abelardo Ramos dijo “la sociedad oligárquica no ha dejado en su estela histórica más que parálisis, manías imitativas, poesías traducidas y argentinos descontentos de su país”. Y esto sucede ante la ausencia de un pensamiento nacional, ante el avasallamiento de un estilo liberal que ejerce el gobierno más entreguista que este territorio haya conocido. Y la ausencia de estas ideas las suplen otras, que desde el gorilaje nos lleva indefectiblemente a repetir una historia fraudulenta, mentirosa.
Claudio Díaz en su “Manual del peronista ilustrado“ dice “el directorio cultural que pretende controlar o al menos dirigir el pensamiento de un país distribuye prestigio entre ciertos habitantes del mundillo intelectual. Lo hace para que los postulados que sostiene tengan consenso en los sectores sociales a los que necesita dominar con su discurso, valiéndose del aparato de la prensa y la propaganda conformado por editorialistas políticos, periodistas, escritores y difusores de ideas o pensamientos. Todo comienza cuando el establishment mediático decide conceder aquel crédito y dictamina que tal o cual personaje es moral, ideológica y políticamente un dechado de virtudes, exquisito, insuperable y notable analista del mundo y de la vida.
Hay abundantes ejemplos de contras- continúa Díaz- entre lo que estos prestigiosos del campo progresista afirman y la realidad. Todo debe haber empezado cuando el pintoresco Juan Bautista Justo dijo que para desarrollar la Argentina hacían falta el “librecambismo y la supresión de Aduana”. Por eso la izquierda liberal de este país le resulta más sencillo producir intelectuales en lugar de líderes. Los líderes surgen de las zonas marginales a los que no concurren ellos. Y los consagra el pueblo. En cambio, los intelectuales son fatti in casa por los libros. El líder busca y cita hombres, el intelectual busca y cita libros. Pero las ideas carecen de valor mientras no demuestren su capacidad de convertirse en actos, y su intención de subordinarse a esos actos y aprender de ellos. Escribió Salvador Feria: ”si Jesús no se hubiese rodeado de pobres, el Evangelio no tendría encanto ni valor doctrinario. Hizo una doctrina para pobres y se rodeó de pobres. Y ese acto, que califica la autenticidad de la doctrina, es tan importante como la doctrina misma”.
Díaz sigue la línea de Jauretche cuando el hombre de Lincoln habla de la superestructura cultural. Y aquellos soldados de la causa liberal ya no sorprenden más cuando aparecen premiados hasta el cansancio por repetir las mentiras de los gobiernos entreguistas. Nada nos llama la atención. No sorprende escuchar a Alejandro Fantino, a Santiago del Del Moro, a Majul o Viluota criticar la soberbia y autoritarismo de Cristina Fernández mientras lanzan una bomba de humo para tapar el saqueo nacional y esconder a una banda que tienen como objetivo disfrazarse de escribanos y poner el país a su nombre. Por el mensaje mentiroso, tramposo y sin contenido reciben enormes emolumentos y premios que uno creía prestigiosos y hoy sabe que son artesanías sin valor alguno.
Pero por un extremo u otro terminamos siempre en Perón. Ese hombre que declaró la verdadera independencia, la económica, el 9 de de julio de 1947. Ese líder vituperado en vida, rescatado por Néstor y Cristina y hoy viralizado en sus videos hablando de lo que siempre fue el FMI en tiempos de una nueva entrega.
Y volvemos a Perón, porque existió Néstor, Cristina, Chávez e imprevistamente Trump. Si ese empresario caprichoso, pelirrojo y loco aplica un modelo proteccionista en lo económico y traza una alianza con Rusia dejando de lado al complejo militar e industrial norteamericano al más puro estilo peronista.
Por eso, Perón siempre está, aunque no lo veamos, el está. Está presente en la memoria colectiva cuando vemos a sindicalistas entregando a trabajadores y olvidándose de los derechos que el general puso en práctica en el 45. Esta presente cuando escuchamos la verba de Macri, cuando recordamos la década del 40 o los recientes años k. Está presente cuando nos arrodillamos ante la Cristina equivocada, cuando le sonreímos al imperio, cuando dejamos que el FMI nos gobierne y cuando nos ajustamos para satisfacción de la oligarquía. Está presente porque debemos volver a las fuentes, a la militancia, a la charla con el vecino, a la solidaridad, al humanismo y a la patria justa, libre y soberana, sabemos que Perón está aunque no lo veamos, Perón siempre está.




