Los parroquianos del bar Causa Nacional se dan cita nuevamente en el Comando Celestial. En la mesa del fondo se lo ve a Arturo Jauretche. Con un habano apagado en la boca, John William Cooke discute con Juan José Hernández Arregui. En una mesa ubicado cerca de una nube, Evita escuchando a Mordisquito ante la impávida mirada de Scalabrini Ortíz. En el centro, saboreando un café el General acompañado por Alberto Olmedo y el Che. Dos canallas.
-¿Qué me dice General? Los yanquis con Macri están chochos. Y esos que laburan de diputados, muy educaditos, perfume francés y ropa limpia pero complotan para que nuestros paisanos dejen lo que no tienen para engordar billeteras americanas, o sea, ahí está es Paul Singer que les dice “Poniendo estaba la gansa”, dice el negro Olmedo.
El che, con su puro entre sus labios, asiente el pensamiento del cómico, al igual que él rosarino y canalla.
Perón sorbe su negro café y contesta:- “Mire compañero, yo ya pase por la misma situación que Macri y esos diputruchos”.
-¿Cuando?
-Antes de ser presidente me vino a ver el embajador Braden y me propuso entregar al país y en una semana sería el hombre más popular de ciertos países extranjeros. Yo le conteste: “A ese precio prefiero ser el más oscuro y desconocido de los argentinos, porque no quiero y- disculpen la expresión- llegar a ser popular en ninguna parte del mundo por haber sido un hijo de puta en mi país”.
-Bien, General, gritó el negro.
-Si claro, se entromete el che, lástima que hoy Macri aceptó la propuesta del embajador actual.
-Que va a hacer, compañero. Son otros tiempos y otro peronismo.
-Si claro, falta que diga “éramos tan pobres”, acota el negro.
-El tema, dice Guevara, es que si fuéramos capaces de unirnos que hermoso y que cercano sería el futuro.
-Cuánta razón tiene compañero pero hoy en día “tenemos un peronismo carente de lealtad, donde jamás podrán crecer lideres. En un peronismo sin líderes jamás existirá lealtad y en el peronismo escasean los líderes y quizás por eso, abundan los candidatos, por que los candidatos tienen fecha de vencimiento, los lideres no, y los líderes no se hacen, nacen”
-Está todo bien muchachos, dice el negro, pero acá desde este barcito estamos viendo como presidente y parlamentarios hacen un paquete con nuestros paisanos y los entregan a los yanquis sin movérsele un pelo. ¿Cómo era que decía León Gieco? “Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no se olviden fácilmente”, ¿no?
-Solo hay una cosa más grande que el amor a la libertad, contesta el Che, el odio a quien te la quita.
-De acá nos van a sacar la libertad, grita Olmedo
-Coincido compañero, es más le agrego: “somos artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie”.
-Esto pasa por meterse en política, agrega Olmedo.
-Le explico compañero, y lo remito a Platón que al igual que usted vivía de la Academia. El griego decía que uno de los castigos por rehusarte a participar en política, es que terminaras siendo gobernado por hombres inferiores a ti.
-Es cierto, ahí lo tiene a Macri -sentencia el negro y agrega: Qué deben hacer nuestros compatriotas que le dicen a Obama y su pandilla, “adianchi, adianchi, llévense todo”.
-Jamás, hay que luchar hasta el final o como dice el Che “hasta la victoria siempre”.
-Así es mi amigo, en mi caso prefiero “morir de pie a vivir arrodillado”
-Coincido compañero, pero que mal la están pasando abajo, despidos, deslealtades, inseguridad, muerte, pobreza.
-General, “podrán cortar todas las flores, pero nunca terminaran con la primavera”, sentenció el Che.