OpiniónOpinión

Periodismo y libertad de expresión-Por Garcilazo

Con la irrupción del Fútbol Para Todos el periodismo deportivo está en baja, ya no logran lectores ni demasiada audiencia estos “periodistas especializados” hablando de temas que son conocidos unánimemente.

La transmisión de todos los partidos del fútbol argentino satura la pantalla, ofreciendo una visión directa y a veces repetida de jugadas, goles o infracciones, por eso muy poco queda por acotar a un partido que, justo es decirlo, el espectador lo puede interpretar de mil maneras distintas.

Es así que muchas veces el comentario deriva en “chismes” sobre qué hizo un jugador antes o después de un partido, o por qué el técnico optó por tal esquema. Ni qué hablar de las relaciones sentimentales de los deportistas, el lugar donde viven en Europa y los secretos de millonarios pases, siempre con intervención de un representante muchas veces entrevistado como figura central. En el verano, cuando no hay actividad oficial, escuchar o ver un programa de fútbol semeja un bosquejo de farándula, con revelación de discreciones propias del bizarro mundo artístico.

En consecuencia muchos periodistas de este rubro se han pasado a un espacio más serio y así opinan y comentan hechos cotidianos, policiales y los más atrevidos se lanzan a hablar de política. Como el vulgo en todos los países del mundo y el nuestro no es la excepción, conoce poco de historia y de temas gubernamentales, se lanzan con soltura y no mucho dominio del lenguaje a emitir opiniones, en algunos casos desenfrenadas y en las más irresponsables. No es necesario hacer nombres porque a poco de andar nos habremos olvidado, nuestra memoria retiene unos pocos hechos policiales y algunos artísticos y políticos, los periodistas rozan la pantalla, el audio o el papel, pero se esfuman rápidamente, para la gran mayoría le es imposible retener quién era el analista o columnista en un medio y un tiempo determinado.

Las noticias nos atraviesan con rapidez y con la misma fugacidad se esfuman sin que podamos retenerlas. No hay consistencia de análisis y sobra la chabacanería, para colmo de males los medios “utilizan” a estos improvisados y les imponen modos, tendencias y análisis equivocados, que son repetidos hasta el hartazgo sin pudor alguno.

Casi todas las profesiones tienen tribunales de ética y normas de desenvolvimiento, el periodismo las ignora por completo y si quisiéramos reglarlos nos opondrían el remanido principio de la “libertad de prensa”. Un médico, un abogado o un ingeniero, si se equivocan perjudican sólo a quien lo contrató, en cambio un periodista con un ocultamiento o falsa noticia puede contaminar a toda una comunidad.

Ciertos principios y derechos por los que se viene luchando desde el Siglo XIX hoy se encuentran desvirtuados por el exceso que se ha cometido con esas libertades, no se trata de limitar la libre opinión o publicación, sino de impedir que un silencio o una falsa información perjudiquen el entendimiento de los pueblos.

La carencia de normas éticas, con un súper derecho como escudo, cualquiera puede decir lo que piensa, informar erróneamente y callar a su antojo. Para defender la opinión de algunas personas físicas o medios se puede desproteger y perjudicar a toda una comunidad. No estamos de acuerdo.

Garcilazo-.

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba